El estratégico posicionamiento de China | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Domingo, 2 de Julio de 2017
Giovanni Reyes

Desde América Latina, estos días postreros de junio de 2017 han ido marcando el cierre del mes con dos noticias que de manera directa o indirecta van tejiendo su urdimbre con dirección a China. 

La primera de ellas: el mentiroso Trump.  Se refiere a las pruebas del New York Times sobre las mentiras del mandatario desde que tomó posesión de su actual cargo, el 20 de enero pasado.  El actual inquilino de la Casa Blanca ha mentido 74 de los 113 días que lleva en la Oficina Oval.  El mentiroso presidente hace que en la actualidad, un 61 por ciento de los estadounidenses estimen que se trata de un hombre deshonesto –véase edición del New York Times del viernes 23 de junio de 2017.  Los que aún le creen lo hacen esencialmente por motivos que incluyen lo subjetivo, lo emocional exacerbado en el plano pasional.  En esas personas es posible distinguir tres rasgos que se disputan la prevalencia en cuanto a atributos individuales: ignorancia, prepotencia y rabia hacia Barack Obama (1961 -).

Segunda noticia, Maduro y los militares que lo sostienen, cada vez más exhiben su verdadera naturaleza: la represión abierta y sangrienta ante las protestas civiles.  Es el rostro de una dictadura que para dar matices de democracia había, tiempos ha, secuestrado las instituciones de la vida política venezolana.  Al momento de escribir esta nota, ya son más de 74 personas que han dejado sangre y vida en las calles, mientras el ministro de defensa, el militar Vladimir Padrino (1963 -) recalca: “debemos tener comandos más pequeños y más letales”. ¿Tiene lógica que los impuestos de los contribuyentes financien no sólo las armas, sino también a quienes asesinan o ejecutan a las mismas personas?  ¿El pueblo manteniendo a sus verdugos?

¿Qué relación tiene esto con China? Una conexión evidente ocurre en dos sentidos fundamentales. 

En el primero de los casos Trump (1946 -) no sólo va perdiendo legitimidad concreta –según los postulados de los modelos de Jürgen Habermas al respecto- sino que crecientemente demuestra el ensimismamiento en el que trata de meter a Estados Unidos.  Trump se niega a liderar la globalización de la que se ha beneficiado él mismo como empresario.  Se niega a continuar la globalización que ha hecho más competitivo a Estados Unidos y a gran parte de las naciones del orbe.

 

Trump amenaza con dejar acéfala la dirigencia actual washingtoniana que estableciendo mayores nexos comerciales, de intercambio tecnológico e informativo, promovió un mayor dinamismo económico en general, además de comercial y financiero en particular.   

Ante ello, China va llenando ese vacío en el escenario mundial, ya sea en el comercio externo, con el hecho de ser el mayor acreedor de la deuda de Estados Unidos -que supera ya los 18.3 trillones, millones de millones de dólares- o bien en liderar la poderosa agrupación de los países de la Cuenca del Pacífico.  Trump en medio de sus desvaríos, al querer borrar lo que hizo Obama, le está dejando el espacio abierto a Pekín, en un área que es responsable del 52 por ciento del comercio mundial.

En el caso de régimen de Maduro, se ha señalado con insistencia que tanto China, Rusia y Cuba, mantienen una estrecha y perspicaz vigilancia de sus intereses en –quien lo diría- la potencia petrolera de América Latina. La situación china estaría afianzada en haberse asegurado, con anticipación, el aprovisionamiento de crudo durante muchos años por venir, a la par que sigue galopante el incremento de la deuda total externa venezolana.  Es difícil tener números en un gobierno como el de Maduro, gobierno de mentiras frescas, pero el monto de tal endeudamiento estaría rondando los 210,000 millones de dólares.

El gran proyecto

No obstante lo anterior, hay más datos en el ámbito mundial que dan cuenta de la consolidación del posicionamiento estratégico chino.  Uno de ellos es la denominada “Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda”.  Este proyecto faraónico aparece como una ambiciosa iniciativa en materia de integración económica y comercial internacional. Las actividades giran en torno a conformar un gran espacio de intercambios directos entre Asia y Europa.

Se va haciendo cada vez más claro que una de las repercusiones podría ser la consolidación de la interdependencia entre China y Rusia, el enlace con el importante mercado europeo y -situación estratégica por excelencia- debilitar la ya alicaída hegemonía de Estados Unidos.  Esto último facilitado por las dubitativas y antojadizas medidas de política de las que Trump hace gala desde Washington.

 El gran proyecto es presentado ante el pueblo chino como un seguimiento a la tradición que cuenta entre sus logros a la Gran Muralla, el Gran Canal y la Presa de las Tres Gargantas.  Algo destinado a fortalecer la auto estima del pueblo oriental, mediante el esplendor y la majestuosidad de históricas obras de infraestructura.

El “Cinturón y Ruta de la Seda” recobra así los antecedentes de comunicación que se establecieron desde tiempos legendarios.  En efecto, la Ruta de la Seda fue organizada desde China en el Siglo I A.C. y unificaba a lo que hoy es Mongolia, India, Irán, Iraq, Arabia, Siria, Turquía, la Samarcanda de Uzbekistán y la Taxila de Pakistán, regiones de África y Europa. El nombre de la ruta fue dado por el alemán Ferdinand Freiherr (1833–1905) en 1877 y se refería al producto más prestigioso que se comercializaba.

El gran proyecto, como ahora lo ha concebido China, fue presentado por el Presidente de esa nación, Xi Jinping, tanto en Kazajistán, como en Indonesia.  Entusiastamente el gobierno en Pekín insiste en que la iniciativa está destinada a promover “la paz, la cooperación, la apertura comercial y la inclusión económica; aspectos que serán de beneficio para los participantes”.

Mientras la prepotencia y cortoplacismo chafarotesco se impone en Venezuela, y el caótico manejo se ha ido adueñando de las decisiones en Washington, China -–que desde octubre de 2014 ha superado en tamaño al total de producción anual de Estados Unidos- va adquiriendo una posición de más y más dominio mundial. 

No es de tener sorpresas cuando los procesos y la dinámica de factores apuntan en direcciones que nuestro entendimiento y conocimiento pueden detectar.  Previsión en todo caso, es un rasgo que debe tener -se supone- un básico ejercicio de racionalidad humana.   

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Universidad Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario. (El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna)