El divorcio ecuatoriano | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Octubre de 2017
  • Rompimiento entre Correa y Moreno
  • Las pruebas concluyentes contra Glas

 

 

Alianza País, el partido político de Rafael Correa y Lenin Moreno, por diez años gobernó a Ecuador, con el primero de Presidente y el segundo de Vicepresidente. Desde el año pasado Moreno se lanzó a la Jefatura de Estado como candidato continuista en medio de una campaña muy competida y con acusaciones de fraude por parte del candidato de la oposición, Guillermo Lasso. Los elogios de Correa durante la puja proselitista llovieron sobre la humanidad de su ex vicepresidente y los críticos trataban de convencer a la opinión pública que, de ganar Moreno, este sería un títere de su antecesor.

Apenas unos pocos observadores de la política ecuatoriana advirtieron que de cuando en cuando el flamante candidato oficial mostraba aparentes divergencias con su páter político.

Por ejemplo, el aspirante insistía en que sería implacable con los corruptos. Aunque se sobreentendía que hacía referencia a las administraciones anteriores al “socialismo del siglo XXI”, ya con Moreno en el poder se evidenció que, en realidad, sus señalamientos eran contra funcionarios del gobierno de Correa y hasta su propio Vicepresidente, Fernando Glas.

La investigación contra este último, quien había sido superministro de Correa en materia de obras públicas, llevó al presidente Moreno a romper públicamente con él, lo que significaba, de contera, soltar las amarras que lo ligaban al ahora expresidente. A partir de ese momento el exmandatario ecuatoriano se viene despachando en todos los medios y escenarios contra el actual gobierno, al que acusa de traicionar su obra económico-social y estar al servicio de oscuros intereses privados.

Como en el gobierno de Correa se había borrado la separación de poderes, puesto que el cambio constitucional propició que el Ejecutivo predominara en todas las instancias, las denuncias desde Estados Unidos y Brasil sobre los negociados y el reparto de coimas en Ecuador dormían en los estantes oficiales. Todo ello pese a que en los corrillos políticos se hablaba de cifras millonarias por corrupción que comprometían a altos funcionarios  de los tres poderes y entes de control, como un ex contralor general.

Al asumir Moreno su mandato y mostrarse contrario a proteger a las corruptos e incluso proceder a denunciar a su Vicepresidente, como por arte de magia se empezaron a conocer, ahora sí, los informes de los Estados Unidos sobre la cadena de sobornos del caso Odebrecht. Se develó el entramado de esquemas de subcontrataciones de la multinacional y otras empresas para mover el dinero que iba a ser usado en coimas y hasta trascendieron los apodos utilizados para esconder la identidad de los sobornados.

En esas informaciones por distintas partes asomaba el nombre del superministro de Correa y vice de Moreno. Según la información de los investigadores estadounidenses, se tiene plenamente identificadas a 16 personas que recibieron en primera instancia más de 22 millones de dólares a través de compañías en paraísos fiscales y también en Ecuador. Por informes provenientes de los fiscales de Brasil, trascendió que uno de los apodos más utilizados era “Tío”, que resultó comprometer a Ricardo Rivera, tío de Glas. Al configurarse la existencia de este entramado criminal, la Fiscalía llamó a Glas a descargos, lo que derivó en su posterior detención. Entre los documentos más comprometedores en este proceso hay copias de transacciones y depósitos, algunos por presuntos acuerdos en el negociado de la hidroeléctrica Manduriacu. Aunque el Vicepresidente pretendió negar las acusaciones, las evidencias son contundentes en su contra.

Hoy ya se sabe que Odebrecht pagó sobornos por obras como la Refinería del Pacífico, el acueducto La Esperanza, el poliducto Pascuales-Cuenca, la hidroeléctrica Mandariacu y otros negocios a cargo de Glas. En tales condiciones se especula que las investigaciones podrían salpicar a Correa.

Lo cierto es que ya el Presidente y su antecesor están en orillas muy contrarias. La nueva Vicepresidenta no tiene nada que ver con el correísmo. La lucha contra la corrupción retomó aire en Ecuador y el mapa político que hace pocos meses marcaba el continuismo, ahora es incierto. El país se debate entre la esperanza y la preocupación, en medio de una crisis económica cada vez más fuerte.

 

 

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