Un informe del Observatorio Empresarial de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, que anualmente realiza un ejercicio para determinar cómo cerrarán las economías latinoamericanas, indica que mientras se estima que un grupo de países liderados por Colombia crecerán en promedio 3,9 por ciento este año, América Latina solo alcanzará el 2.8%.
Sin embargo, Paraguay con 10.2% y Panamá con 7.3% serán las naciones que más jalonarán el Producto Interno Bruto (PIB) de la región.
En el caso de Colombia su economía ha tenido un comportamiento aceptable en términos de los índices de la región. Se ha evidenciado algún estancamiento o disminución en las inversiones en el sector primario de la economía, en cierto punto en minería. Aunque, por otra parte, el país está tratando de ser más competitivo en las nuevas condiciones que ofrecen los tratados de libre comercio.
En el resultado para América Latina y el Caribe influye la persistente crisis financiera, aún no totalmente superada, y la baja en precios internacionales que han tenido varios de los productos de exportación regionales, dijo Giovanni Reyes, profesor del Observatorio.
Llama la atención que, de los 22 países analizados, 10 naciones se ubican en la categoría de crecimiento económico bajo (0.7% a 3.1% de aumento del PIB) y 9 en el grupo de crecimiento moderado bajo (3.1% a 5.5% de crecimiento del PIB).
“Es decir que solo tres países estarían mostrando un crecimiento alto: Perú, Panamá y Paraguay”, dijo Reyes.
Las naciones que mayor crecimiento económico sostenido han mostrado son Perú (5.6%) y Panamá, en donde la ampliación del PIB puede permitir una distribución mayor de oportunidades para la población y mayores fondos para apoyar sectores marginales, algo indispensable para ir superando las condiciones de inequidad que tiene la región.
Venezuela se ubicará como la penúltima economía latinoamericana, con un crecimiento de 1.3%. Aquí pesan las erráticas medidas económicas que llevan ya más de una década de aplicación, en ambientes hostiles a la inversión privada y a la formación, por parte de sectores no estatales, de capital fijo.
Los altos ingresos petroleros, en la medida que no se absorben en el sistema de la economía real del país, en la producción de bienes, servicios y empleo, tienden a generar presiones inflacionarias, más aún si se tienen controles cambiarios, explicó.