Tres años después de que el sector minero-energético fuera catalogado como una de las locomotoras de la economía colombiana, su expansión parece estancarse.
Un informe de la Asobancaria, señala que “en los albores del auge, la programación macroeconómica del país se basó en la presunción de que los altos precios y la mayor producción de ese sector durarían un largo período. Con esa expectativa, la economía no ahorró suficiente en la bonanza. Por estos motivos, los desbalances macroeconómicos tienden a aumentar, con lo cual se introducen amenazas para la estabilidad macroeconómica del país”.
Sostiene el gremio financiero que “sin embargo, las autoridades cuentan con un marco adecuado de política que permite mitigar esos riesgos, si se adoptan de manera oportuna estrategias contracíclicas, para moderar los excesos de demanda y prevenir desequilibrios financieros”.
En la coyuntura actual, debido a que las proyecciones de precios y producción de minerales e hidrocarburos distan de lo esperado, los ingresos públicos no alcanzan para financiar los gastos, lo cual arriesga incumplir las metas de déficit gubernamental. Además, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos excede el previsto, por el deterioro de la balanza comercial.
Al mismo tiempo, por la normalización monetaria en los Estados Unidos y la menor rentabilidad de la inversión en el sector minero-energético, en el futuro será menos fácil asegurar los flujos de inversión extranjera requeridos para financiar el déficit corriente.
Por tanto, para preservar la estabilidad de la economía, es preciso moderar el gasto doméstico e imponer nuevos tributos, con lo cual se puede desacelerar el crecimiento y la generación de empleo.
Con el fin de prevenir algunos de los riesgos que entraña esta coyuntura, el Banco de la República (BR) elevó la tasa de interés para frenar la expansión de la demanda interna, evitar que el crecimiento exceda su tasa potencial y conservar ancladas las expectativas de inflación. La búsqueda de la neutralidad monetaria debe ayudar también a prevenir fugas de capital.
Además, el Emisor acumuló un saldo abundante de reservas internacionales que, sumado al acceso a la línea de crédito flexible del FMI, le permitirán amortiguar una reversión de flujos de capital.