El ‘Brexit’ se congela por dinero y éxodo ciudadano | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Martes, 29 de Agosto de 2017
Pablo Uribe Ruan @UribeRuan
En junio de 2016 Reino Unido decidió salirse de la Unión Europea. Un año  y dos meses después, su decisión está bloqueada por el precio que debe pagar y el manejo de millones de europeos que viven en la isla. Ahora, empieza una tercera ronda de negociaciones  

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El panorama,  después de un año y medio del referendo en Reino Unido sobre le permanencia en la Unión Europea, sigue siendo el mismo: incertidumbre. Los ingleses, encabezados por el canciller Boris Johnson y el ministro encargado David Davis, le piden a Bruselas mayor flexibilidad frente a sus propuestas; también exigen creatividad. Pero, golpeada, por la abrupta decisión de Londres, Bruselas le importa la celeridad y el cumplimiento del Tratado de Lisboa, que regula el procedimiento de salida.

Las cosas están así tras el comienzo de un nuevo ciclo -el tercero- de negociaciones entre Bruselas y Reino Unido. El comentario general, tanto en Londres como en Europa, es que al final de este encuentro todo seguirá igual. No llegarán, en otras palabras, a ningún acuerdo en materia migratoria y, sobre todo, seguirá siendo un tabú el tema del pago del monto que el gobierno de Theresa May debe pagarle al bloque por su salida; todos evitan hablar de él, por las diferencias dinerarias (y otras cosas más).

Inamovible posición

Reino Unido decidió salirse de la UE. Al poco tiempo, Bruselas adoptó una posición pétrea e inamovible: si eso es lo que quieren los ingleses, pues, que se haga realidad. Ahora, Londres enfrenta la ambivalencia de su dirigencia política, mientras que la UE exige que se cumplan los plazos de la salida, empujada por un sentimiento que mezcla molestia con disciplina germana.

Sí, Alemania, líder del bloque, viene presionando a Reino Unido para que cumpla los plazos. “Estamos listos para las negociaciones. Queremos que sean rápidas, que se respete el calendario”, dijo Merkel el 10 de junio en México, durante una visita oficial.

En la antesala de esta tercera ronda de negociaciones, Michael Barnier declaró “para ser sincero, estoy preocupado. El tiempo pasa de prisa (...) Debemos empezar a negociar seriamente”.

El divorcio de Reino Unido con la UE ha caído muy mal en Europa, sin duda. Pero  Alemania es el que más ha manifestado sus diferencias con ‘el Brexit’, por el efecto dominó que puede generar –de momento no ha ocurrido- y el eventual quiebre de un bloque político y económico basado en unos valores compartidos.

Para varios países, incluyendo Francia, no ha sido fácil aceptar que parte importante de las decisiones del bloque las tome Berlín, no Bruselas. La economía alemana es la primera del continente, por tanto, contribuye más al mantenimiento del sistema de la UE y se convierte en el principal prestamista de países como Grecia y Portugal, países que poco a poco han salido de sus respectivas crisis.

La inamovible posición alemana, liderada por la inquebrantable Ángela Merkel, ha reforzado el discurso de Bruselas, que le ha exigido a Londres llegar a algún acuerdo sobre el flujo de ciudadanos europeos en Reino Unido -y viceversa-,  el costo de la salida de la UE y la definición de un sistema diferenciado con Irlanda del Norte.

Brexodus y dinero

La primera diferencia entre Londres y Bruselas es el dinero. Los medios ingleses dicen que la UE exige un pago de entre 60.000 a 100.000 millones de euros por concepto de programas agrícolas y fondos regionales pactados con anterioridad a la salida del bloque.

El canciller Boris Johnson, conservador de la línea dura del ‘Brexit’, se opuso a esa cifra. Meses después, su posición ha ido variando a tal punto de aceptar que Londres tendrá que pagar al menos una ínfima suma. Pero aún ni él, ni Theressa May, ni el negociador Davids, han dicho de cuánto se trata el pago.

Según un alto funcionario europeo, en declaraciones a la AFP, los británicos “habían prometido una presentación oral sobre su análisis jurídico” sobre el reglamento financiero para el ‘Brexit’.

A lo largo de esta semana, no se espera que los negociadores lleguen a un acuerdo de pago. Simplemente, luego de largas discusiones técnicas, es posible que se acuerde la manera cómo van a tasar la suma que Londres debe pagar.

Otro de los complejos temas que van a tratar es el “éxodo” masivo de ciudadanos europeos que están saliendo de Reino Unido, donde cada vez es más frecuente oír la palabra “Brexodus”, para referirse a esta tendencia.

Distinto al tema económico, Londres se opone en este caso al posible fallo de la Corte de Justicia de la UE que eventualmente sentenciaría que los ciudadanos europeos en suelo británico ya tienen unos derechos adquiridos que deben ser cumplidos por el gobierno de May.

El número de ciudadanos europeos que han abandonado Reino Unido ha aumentado el último año y se han reducido las cifras de aquellos que viajan a la isla desde el continente, según The Spectator. Pero las mismas estadísticas muestran que, a pesar del ‘Brexit’, más de 249.000 personas que vienen de Europa llegaron a Gran Bretaña en 2017, demostrando que la gente confía más en las posibilidades laborales que brinda este país que en las que encuentra en sus ciudades de origen.

Polonia ha sido uno de los países que ha reducido el número de migrantes a Reino Unido, según estadísticas publicadas por Sunder Katwala, en The Spectator.  Este país ha registrado la migración más alta en la historia moderna de Gran Bretaña, a partir de 2004, llegando a un millón.

Aunque Polonia no es el único país cuyos ciudadanos han migrado a Inglaterra y los países aledaños. España, Italia, Portugal, y varios países de la Europa oriental, también han tenido grandes olas de personas que van a trabajar en Reino Unido, sobre todo en Londres. En cada esquina, dicen los residentes de esa ciudad, hay un italiano, un español o un portugués hablando, tras la crisis financiera de 2008.

 

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