El barril de los puercos | El Nuevo Siglo
Sábado, 3 de Diciembre de 2011

Volviendo a la época de los controvertidos auxilios parlamentarios, el Congreso de la República se apresta a meterle muela a la reglamentación de la Ley de Regalías en las Comisiones Quintas de Senado y Cámara, como fachada para mantener contenta a la clientela y asegurar el éxito legislativo y, por qué no, el de alguna reelección.

La gran piñata. Al proyecto original de 155 artículos le colgaron más de 60 proposiciones, muchas convertidas en articulitos. En ese arbolito de navidad del Congreso tuvo cabida más de un “mico” que se encargaba de sacudir a manera de piñata las ramas del palo bonito de la democracia clientelista que irá a parar a los vagones de la prosperidad burocrática para darle gusto, por el momento, a 265 padres de la patria con 8.7 billones de pesos en la vigencia del 2012, por cuenta de las regalías que dejan las empresas petroleras que explotan el subsuelo colombiano.

El bazar. En este bazar tan atractivo hay plata para Raimundo y todo el mundo. Las cuestionadas Corporaciones Autónomas Regionales tendrán sus propios presupuestos. Se olvida el alto gobierno de aprovechar esta bonanza natural para aplicarla a la construcción y recuperación de vías carreteables y de los puertos marítimos que necesitará el país cuando llegue la acometida del TLC.

Justa propuesta. Razón tenía la contralora General Sandra Morelli cuando exigía en el Congreso un aporte adicional para poner en marcha una unidad investigativa encargada de súper vigilar semejante paraíso terrenal de regalías. Cuando la máxima fiscalizadora formula estas razonables propuestas, sorprende la prevención con las que son recibidas por el ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry, para quien esta cosecha (según sus propias palabras) es una gran mermelada que alcanzará para untar toda la tostada nacional.

Un abrevadero. Recordemos que en la época del presidente Carlos Lleras Restrepo se hablaba del barril de los puercos, figura importada de Europa para referirse a los parlamentarios que llegaban a abrevar en el lugar apropiado para llenar sus arcas y poder mantener financiados sus feudos electorales.

No olvidemos que los famosos auxilios parlamentarios fueron utilizados por los congresistas de entonces para montar sus propias fundaciones y hacer posible su permanencia en el Poder Legislativo.

Regalos navideños. Ahora, con la millonarias regalías, no solo los congresistas sino los alcaldes, gobernadores, concejales y diputados, además de algunos contratistas, se arrimarán al mismo barril a saborear la deliciosa tostada untada con la mermelada ministerial que le dará larga vida a quienes manejan desde los distintos escenarios nuestra democracia. Bonito regalo de navidad les da el Gobierno de la prosperidad a quienes sostienen la imagen presidencial y se olvidan de las urgencias que tienen los damnificados por el invierno, los desplazados por la violencia, en materia de hospitales e infraestructura. Lástima que los recursos se queden en las arcas de los políticos de turno y que no se vea una verdadera redistribución del ingreso.