El barquero vuelve a casa. Una semana después de su operación del corazón, en la Clínica Shaio, vuelve a su casa del norte de Bogotá, donde continuará su proceso de recuperación, el abogado y periodista William Calderón Zuluaga.
La buena nueva la comunicó su esposa, María Clara Arango, a los compañeros que lo esperan con ansiedad en la Torre Sonora de RCN en el noticiero La Hora de la Verdad, con su “Al oído”; en la redacción política de El Nuevo Siglo, con su “Barca”; en el Diario Digital Eje 21, con su columna cotidiana; en “La Barbería, de Telepacífico; en el Colectivo Mambrú, realizador del Juan Guerra y en el Centro de Estudios de “Los Pájaros dormidos”.
Con razón dicen en su natal Neira, Caldas, que el gordo Calderón tiene más puestos que un Jumbo-Jet.
Hace diez años murió ACES. Nos recuerda el periodista Julio Betancur Carrillo este triste episodio para la aeronavegación criolla: Aerolíneas Centrales de Colombia (ACES), la compañía fundada el 30 de agosto de 1971, en Medellín, constituida por escritura pública ante la Notaria 8ª Amparo Múnera de Trujillo, con capital de $ 2.500 millones, promovida por Don Luis H. Coulson, el mismo líder que contribuyó a la creación de SAM y Tampa Cargo, murió el 27 de agosto de 2003. La aerolínea tuvo como lema: “Por el respeto”.
Sus orígenes. ACES despegó en los años 70 para servir al Viejo Caldas, especialmente a Manizales y fue absorbida por la Federación Nacional de Cafeteros, a cuya sombra alcanzó a florecer manteniendo la más grande flota de Twin Otters y disponer de aviones del tipo jet B727-200, en los años 80.
Finalizando la década de los años 90, ACES se modernizó con la primera flota que operó en Colombia de 8 naves Airbus A320, que remplazaron los jets B727-200, con base en el aeropuerto José María Córdova, entrando en fase de expansión, fortaleciendo la operación a Miami desde Bogotá y Rionegro, además de rutas a Quito, San Juan de Puerto Rico, Punta Cana en Santo Domingo, y 18 naves Twin Otters operando con base en el Olaya Herrera.
Buenos balances. Los balances anuales mostraban a la aerolínea ACES con fuerza, vigor, más el escudo protector de la Federación de Cafeteros, la segunda aerolínea que le competía fuerte al grupo Santo Domingo, dueño de Avianca y SAM, el monopolio de cervezas, la cadena Caracol radio y el canal Caracol, además de El Espectador, Cromos e inversionista mayoritario en la ensambladora Sofasa.
Muchas historias se tejieron alrededor de la quiebra de ACES, firma que estuvo muy bien hasta el momento de la funesta alianza.
La victoria pírrica fue para Posada, quien pasó de la compañía naranja a la presidencia de la Alianza Summa, integrada por tres compañías: Avianca, SAM y ACES, con un solo propósito: acabar con la última.