ras la dura derrota por 4-0 ante el Bayern de Munich la pasada semana, el crédito del Barcelona se vio aún más tocado con el 3-0 que el equipo germano le endosó el miércoles, llevando al equipo azulgrana a sufrir el peor fracaso de su historia en Europa.
El 7-0 en contra en el total de la eliminatoria supera con creces el 7-3 que le encajó el Valencia en la Copa de Ferias de la temporada 1961/62, en lo que había sido su anterior mayor derrota europea, y pone fin a una racha de 25 años desde la última vez que el Barça perdió los dos partidos de una eliminatoria europea.
Las lamentaciones comenzaron nada más pitar el árbitro el final del partido, cuando el central Gerard Piqué afirmó que ahora toca "pensar en tomar alguna decisión el año que viene", mientras que el presidente culé Sandro Rosell insistió en que tras el final de la temporada llegará el momento de la reflexión y las decisiones.
La primera preocupación para los responsables azulgranas tiene que ser la pobre condición física en que el equipo ha llegado a este final de temporada, puesta en evidencia por el Bayern en los dos partidos de semifinales de la Liga de Campeones, ya sea a causa de las lesiones o de la intensidad con que ha jugado en los últimos cinco años.
Lógicamente, el miércoles el foco se puso en la ausencia de Messi por un problema muscular, pero los catalanes tampoco pudieron contar con Carles Puyol, Javier Mascherano, Jordi Alba, Eric Abidal o Sergio Busquets.
La cuestión es saber ahora si sólo se necesita un periodo de descanso o si la intensidad del juego del Barça en los últimos años ha sido tal que, especialmente, los más veteranos como Puyol y Xavi no volverán a recuperar su mejor forma física.
No hay duda de que habrá llegadas en verano, algo que se ha encargado de garantizar la dura derrota a manos del Bayern, aunque siempre ha habido cierta reticencia del entrenador Tito Vilanova y de Rosell a acometer cambios drásticos.
Esta actitud puede venir provocada en parte por las finanzas. El cambio de poder económico en el fútbol europeo se hizo dolorosamente patente en los dos partidos de semifinales en la figura de Javi Martínez, un hombre al que los azulgrana consideraron demasiado caro cuando la pasada temporada se fue del Athletic de Bilbao a Munich y que dominó el centro del campo.
Además, aunque en las últimas temporadas, el Barcelona ha invertido mucho en fichajes, no ha tenido un retorno adecuado a esos gastos como muestran los ejemplos del chileno Alexis Sánchez, Cesc Fábregas o Alex Song, que fueron fichados por unos 100 millones de euros, pero no han acabado de encontrar un sitio regular en el equipo.
Más preocupante para el Barça fueron las palabras de Xavi, hasta ahora siempre positivo y acérrimo defensor del estilo del Barcelona, admitiendo que el Bayern no sólo fue mejor físicamente, sino también técnica y mentalmente.