EL Nuevo Siglo, dentro del criterio de promover la información objetiva y el debido análisis para que los lectores se formen su opinión sobre los hechos, noticias y proyectos que se presentan a consideración de los colombianos, divulgó la noticia sobre la propuesta del Gobierno Nacional, de hacer un cuantioso plan de inversiones destinado a prolongar la pista norte del Aeropuerto Eldorado en el entendido que el Aeródromo del Comando Aéreo del Transporte Militar se trasladaría a Madrid -Cundinamarca-. En el segundo Editorial del mismo día sábado se comentó la interesante y ambiciosa propuesta oficial. El mismo presidente Juan Manuel Santos confirmó a los medios de comunicación que el Aeropuerto Eldorado tendría una sede alterna en Madrid, en la seguridad de que el área sería suficiente para las necesidades del país durante una década. Según el presidente Santos, por los problemas actuales y la congestión que se presenta en Eldorado y sus alrededores, se deben tomar medidas para evitar esa situación, como: “trasladar la aviación del Gobierno y de las Fuerzas Militares, a otro aeropuerto”. Los recursos que se invertirían se calculan en 2 billones de pesos, que en un plazo de 5 años se invertirían para evitar que las operaciones de Eldorado lleguen al límite de congestión y operatividad en los próximos cinco años.
La idea del presidente Santos, que compartimos plenamente, es la de volver a Bogotá una ciudad más competitiva, ofreciendo más alternativas y facilidades al tráfico aéreo. En eso estamos totalmente de acuerdo y así lo expresamos en el primer análisis del proyecto. En particular por cuanto El Nuevo Siglo, indirectamente, forma parte del mismo, por estar bajo la órbita de la congestión de tráfico terrestre que en la zona de Eldorado se ha convertido en una verdadera pesadilla y tortura para los que tomamos diariamente esa vía. La falta de Metro en Bogotá y de un sistema multimodal de transporte urbano, como el que cuenta Medellín, retrasa el desarrollo de los habitantes y viajeros, que a diario pierden numerosos vuelos por los trancones que se forman en la vía al Aeropuerto, en la cual se puede pasar más tiempo en un trayecto del que se toma para un vuelo a Cartagena o otras ciudades. Lo que encarece el tiempo productivo de quienes laboramos en estas zonas y que solemos pasar lapsos preciosos en movilizarnos a paso de tortuga. La falta de entendimiento de décadas entre las distintas autoridades y organismos internacionales ha dilatado la realización del Metro al Aeropuerto, mientras que otras urbes de Hispanoamérica solucionaron el problema hace años. Lo mismo que trasladaron los aeropuertos en el perímetro de la ciudad a otras zonas, como es el caso de Medellín.
Las necesidades del transporte urbano y terrestre, en cuanto cualesquier ampliación del aeropuerto Eldorado presupone más tráfico en las calles y más congestión por falta de vías, nos hace pensar que los problemas de Bogotá en materia de transporte terrestre y aéreo superan las eventuales ampliaciones y adiciones, con la posibilidad de trasladar nuestros problemas de movilidad a Madrid, sin solucionar a largo plazo el asunto. Si con una inversión de 2 billones, apenas lograremos ganar un lapso de diez años o menos, para agilizar el transporte aéreo de la ciudad al repartirlo con Madrid, en donde seguramente el problema vial del transporte terrestre causaría enormes trastornos y otros gastos multimillonarios, nos conviene ir más allá de la inmediatez. El Gobierno y a la ciudad deben mirar más lejos y pensar en una solución alternativa de gran vuelo. Y es hacer el Aeropuerto en la vía al Llano y Villavicencio. El problema macro del transporte aéreo de Bogotá es de tal magnitud que no se soluciona dentro de la ciudad, sino fuera del perímetro urbano. En tanto no tengamos claro ese principio, las demás soluciones serán apenas paliativos temporales.
El Nuevo Siglo contribuye al gran debate que amerita la decisión de invertir 2 billones de pesos de los colombianos en un nuevo aeropuerto en Madrid e invita a estudiar las ventajas de construirlo en la vía al Llano, que desde diversos puntos de vista, de costos, atmosféricos y de posibilidades de planeación y crecimiento ofrece las mejores alternativas. Así como es un hecho inequívoco que en esa zona la tierra es más barata, lo que abarataría el costo mínimo en un billón de pesos, que se invertirían para el desarrollo del proyecto y la zona.
El futuro de Colombia está en los Llanos. Allí tenemos gran parte del potencial petrolero del país. Las molestias que causa el transporte del crudo por carretera se van a superar en tanto se construya allí una refinería con su respectivo oleoducto. Y se nos olvida que se está construyendo una formidable vía por concesión con inversión privada multimillonaria que desde Bogotá supera los ochenta kilómetros, lo que permitiría llegar en cuarenta minutos a un Aeropuerto en el Llano.