La lucha de las ideas
Enseñanzas del pasado y desafíos
En este año se cumplieron dos aniversarios memorables del periplo de la agitada y hazañosa vida del Libertador Simón Bolívar: 230 años de su nacimiento en Caracas el 24 de julio de 1783 y hoy es la efeméride de su final en Santa Marta. En la quinta de San Pedro Alejandrino de D. Joaquín de Mier, donde funciona el Museo Bolivariano, que dirige con dedicación Zarita Abello, se recuerdan solemnemente y con fervor, las hazañas del gran hombre, quien, no solamente libertó la Nueva Granada, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, sino que es el cerebro político que pacta la fundación de Colombia en Angostura, la que posteriormente se consolida legal y constitucionalmente en Cúcuta. Sin ese grandioso proyecto geopolítico del Libertador de liberar el resto de Hispanoamérica, de seguro las antiguas divisiones administrativas del Imperio Español en América, se hubieran atomizado en distintas tribus que habrían luchado unas contra otras, puesto que ya no quedaba nada del antiguo Imperio Inca. Y sin su gigantesco esfuerzo por comprometer a criollos y gentes de toda condición, sin discriminación de clases ni de color de la piel, con la ambiciosa empresa de alcanzar la libertad, es posible que se hubiera repetido el triste y sangriento fenómeno de la guerra social que sufrió Venezuela, desgarrada fatalmente por la muerte a manos de las hordas en armas de gran parte de la clase dirigente, que perdió más valiosos seres de los suyos en esa lucha interna que en la guerra de Independencia. Sin Bolívar los criollos habrían sido expulsados de América, como ha ocurrido en otras colonias del planeta.
En Colombia y en el resto de la región han existido siempre gentes que pretenden hacer tabla rasa del pasado, Tascón, un reconocido constitucionalista de “avanzada” del siglo pasado, llegó a sostener que profundizar en los estudios constitucionales de 1810 a 1830, sería “fatigante y estéril”. Personajes más universales superaron esa liviana concepción y se adentraron en el estudio del pensamiento político y constitucional de esos tiempos, incluso del orden jurídico anterior y vigente durante el Imperio Español en América, tal el caso de Alfonso López Michelsen. Álvaro Gómez Hurtado se entrega a la tarea de escrutar el pensamiento político hispanoamericano. En el siglo XIX, Gil Foortul, valioso investigador y constitucionalista venezolano, ahonda los estudios sobre el derecho comparado en la Gran Colombia y su evolución en Venezuela y la Nueva Granda hasta 1863. El colombiano Justo Arosemena, nacido en Panamá, se destaca por los sesudos estudios constitucionales en nuestro país y en otras naciones de la región. Son ampliamente conocidos los trabajos de análisis histórico-constitucionales de Rafael Núñez, que estudia el devenir constitucional de Colombia y su influjo en el orden social y la política, que lo llevan a admirar la concepción que plasma en las diversos proyectos constitucionales Simón Bolívar, en particular por su vocación decidida de constituir la Republica unitaria, cimentar las instituciones democráticas y consagrar el orden. Considera Núñez, que la Constitución de 1843, que recogió algunas de las ideas básicas del Libertador y de las anteriores constituciones nuestras, como el cuidado de no cometer los graves errores que se cometieron en otras por imitar modelos foráneos, como la de 1863, lo inspiran para la obra magna que concibió en la Carta Política de 1886, con delegatarios de distintas corrientes políticas.
Sobre el pensamiento constitucional del Libertador Simón Bolívar, sobresalen en la montaña de documentos y estudios al respecto de una variopinta de autores, los valiosos escritos de don Miguel Antonio Caro y Sergio Arboleda, dos de los más destacados pensadores del país. Los estudios de Arboleda y de Caro, muestran el pensamiento que llevó a Bolívar, no solamente a luchar con la espada por la libertad y el democesarismo, sino a plasmar en siete proyectos constitucionales sus ideas de orden. Es innegable en el sentido filosófico del término el talante conservador de sus conceptos, que consagra en los distintos proyectos constitucionales hasta el de Bolivia, que fortalecía el poder presidencial, como ultima ratio para detener el desorden que vislumbraba para Hispanoamérica en el siglo XIX; sobra decir que ganaron sus adversarios políticos, que trataron de asesinarlo para evitar que sacara avante su ideas, puesto que para el caciquismo regional de mentalidad de campanario, no había espacio para la grandeza. En estos tiempos de anarquía y confusión política, la sociedad debe volver los ojos al monumento de ideas bolivarianas, cuya cátedra se debe restablecer, para buscar inspiración frente al desorden y la confusión política que nos agobian.