Colombia enfrenta hoy el que sin duda puede catalogarse como el partido de fútbol más importante de toda su historia. Y no se trata en modo alguno de una exageración. Todo lo contrario, es una conclusión objetiva pues si resultó histórica la clasificación a cuartos de final de un Mundial categoría mayores, la posibilidad de pasar a la semifinal del que es sin duda el torneo deportivo más visto de todo el planeta, se erige como la probabilidad de una hazaña sin antecedentes para un seleccionado de nuestro país.
Es un reto muy difícil. Al frente estará una escuadra que tiene tres características sui generis: se trata del equipo local del Mundial, que representa a la nación que más veces ha ganado este torneo orbital y que, de lejos, es reconocida como la cuna de la mayor cantidad de estrellas de este deporte a lo largo de las últimas décadas: Brasil.
Sin embargo, la historia en el fútbol ya no pesa y a quienes dudan de esa premisa no hay sino que ponerles sobre la mesa lo que ha pasado en este campeonato, pues terminada la primera ronda tres campeones mundiales, incluyendo al último (España), tuvieron que devolverse a casa, en tanto que otros equipos de menor tradición y triunfos internacionales avanzaron esforzada pero merecidamente. Y otro tanto se dio en la ronda de octavos de final, en donde, de nuevo, quedó en evidencia que las distancias en el fútbol ya no existen, a tal punto que Brasil, Argentina y Alemania, tres de los llamados a pelear por el trono en este 2014, tuvieron que ir al extratiempo e incluso uno de ellos, nada menos que el local, sufrió hasta el último segundo de la tanda de tiros penal.
Es evidente que la presentación del combinado colombiano ha sido extraordinaria en Brasil. Ha ganado sus cuatro partidos, tiene al goleador y máxima figura del torneo, su estilo de juego desborda calidad y eficiencia, el rendimiento goleador es sobresaliente y, lo más importante, ha demostrado una solidez en todas sus líneas, a tal punto que es considerado como el equipo sorpresa del torneo.
¿Qué puede pasar? No hay un claro favoritismo, más allá de los triunfalismos propios de las hinchadas de lado y lado. El combinado local ha tenido un rendimiento lleno de altibajos es cierto, como también lo es que, salvo el estelar Neymar, sus figuras no han rendido lo esperado. Pero Brasil es Brasil, está en casa, tiene la obligación de ganar y dará todo para no defraudar a sus torcedores. Además, la experiencia mundialista de su técnico se pondrá a prueba.
Colombia, a su turno, tiene a su favor la regularidad del equipo en sus cuatro partidos, la experiencia mundialista del timonel argentino José Pékerman, un clima de confianza de los jugadores en torno de lo que han hecho y lo que pueden hacer, así como el valor agregado del talento de James Rodríguez, Juan Guillermo Cuadrado y otros jugadores de rendimiento magnífico. Todo ello aunado a más de 45 millones de colombianos que rodean a su selección y que hoy darán una nueva muestra de apoyo irrestricto a sus gladiadores en tierras cariocas.
No vamos a caer en la tesis facilista de que “ya llegamos muy lejos y todo lo que viene es ganancia”, como tampoco en la manida frase de “que la obligación y presión es sólo de Brasil”. Hay que salir a buscar el triunfo, tenemos equipo para hacerlo. Colombia debe afrontar su máximo reto con toda confianza y decisión, y que en el campo de juego, gane el mejor. Suerte a la tricolor.