*Apología de la Carta del 63
*Rionegro consagró la anarquía
EL artículo “La Constitución de Rionegro” apareció en un prestigioso diario bogotano, con la rúbrica de un reconocido economista y un sartal de dislates de interpretación. El escrito ignora que Mosquera, desde el vivac del campamento militar bombardea el gobierno legítimo y avanza a un espurio Pacto Transitorio para avalar los atentados contra la democracia, el clero y los conservadores. Signado por visceral antagonismo del aguerrido general contra Mariano Ospina Rodríguez, desde cuando éste votó por José Hilario López. Por el entusiasmo con el cual aborda el cronista el tema olvidó las precauciones de seriedad y veracidad conceptual propios aún del historicismo pedestre. Sostiene que la Constitución de los Estados Unidos de Colombia es la más democrática que se forjó en el siglo XIX. El autor, imbuido por “la solitaria voz del Externado de Colombia, que organizó una exposición de documentos y prensa de la época” sobre la misma, la exalta a capricho y sin medida. Pese a que proclaman el libre examen no se encuentran referencias objetivas o que disientan del contenido y praxis de esa Constitución y sin ninguna referencia que recuerde que es una copia al calco de la de los Estados Unidos, con la que esperaban convertirnos en potencia, con unos pocos cambios desfavorables que le hicieron los delegatarios en Rionegro, El general Tomás Cipriano de Mosquera declara la guerra al gobierno democrático de Mariano Ospina Rodríguez, quien en medio de la tempestad de hierro y fuego terminó su mandato y entregó el poder al procurador Bartolomé Calvo, cuyo gobierno derroca Mosquera. En tanto, Julio Arboleda asumía de facto el gobierno en armas y declaraba la guerra a muerte, bajo la intuición poética de que una bala homicida lo buscaba y no podría eludir, como el Mariscal Sucre, el cruel destino de Berruecos.
Esa “democrática Constitución” excluyó a los conservadores, que en la primera elección presidencial directa le habían dado las mayorías a Ospina. Ese fue el primer gran error político, desconocer las mayorías conservadoras, para intentar un gobierno radical contra los valores tradicionales. En nombre de la libertad de cultos se atenta a mansalva contra la Iglesia Católica y la moral cristiana. En la redacción de la Carta de Filadelfia de los Estados Unidos participan distintas fuerzas políticas que plasman en ese monumento constitucional aún vigente sus principios doctrinarios sin perseguir a nadie por su credo. En Rionegro ratifican la abolición de la esclavitud, que ya estaba abolida. No es cierto que “la Constitución de Rionegro estableció una Confederación en el país”. Por el contrario, Mosquera derroca la Confederación Granadina que había ayudado a crear, lo que se erige en Rionegro es una federación que no es lo mismo. Cuyos gobiernos, para acortar el mandato de Mosquera, lo reducen a 2 años y debilitan en grado irresponsable el Ejecutivo. Apenas un estadista como Rafael Núñez, en tan poco tiempo inicia en 1880 la modernización del Estado y crea el Banco Nacional, por lo que los banqueros liberales lo abandonan y el Olimpo radical le declara la guerra. Es cuando Carlos Holguín interviene para apuntalar el gobierno y se avanza a la creación del Partido Nacional, que será imbatible en las urnas.
Dice el citado cronista que los bienes de manos muertas se subastaron y obtuvo el Estado grandes recursos que “fortalecieron al gobierno central”. Al contrario, la venta de los bienes de la Iglesia beneficia a los cacique radicales que se apoderan de viviendas y predios, a precios de gallina flaca. Por tan impío atraco las comunidades religiosas quedaban en la calle condenadas a la mendicidad. El libre cambio lo introdujo Florentino González, en el primer gobierno conservador del general Mosquera, coincidió con el aumento de la producción de tabaco y una bonanza minera, pero arruina a los artesanos que en 1854 se levantan en armas contra el general Melo y el modelo hizo agua bajo el mandato rionegrino. Precisamente, la Carta de Rionegro consagra “la anarquía organizada” y zarandea por 20 años al país en medio de continuas guerras civiles. Nada edificante su vigencia y menos para exaltar la persecución al clero y el conservatismo, ni los retozos democráticos que ensangrentaron el país y lo arrastran a la miseria y el atraso, así la misma consagre románticos principios que viola mil veces el Olimpo Radical.