A medida que se acerca el cierre del año empiezan a aparecer los balances sobre lo que se hizo y no en este 2013. Aunque todavía falta un mes largo para que acabe el primer tramo de esta legislatura -la última de este cuatrienio gubernamental-, lo cierto es que el balance de productividad del Congreso es muy bajo.
Si bien es normal que en el último período del Legislativo se reduzca el volumen de proyectos radicados, tramitados y aprobados en el Senado y la Cámara, pues los parlamentarios se concentran más en sus respectivas campañas electorales y los partidos se enfocan en la puja presidencial, lo cierto es que ya hay preocupación en muchos sectores por el pronunciado ritmo deficiente del Congreso desde que se instalaron las sesiones el pasado 20 de julio.
El número de leyes que terminaron su trámite en ambas cámaras y pasaron a sanción presidencial es muy bajo. También es muy tímido el volumen de debates de control político de alto calado. Igual, varias de las iniciativas que el Gobierno y su coalición mayoritaria de Unidad Nacional habían señalado como prioritarias, no han podido salir avante, en especial la reforma al sistema de salud, pues el proyecto de ley respectivo ha tenido un accidentado tránsito. La oposición y otros sectores minoritarios tampoco han tenido mayor protagonismo en estos últimos meses, ya que la mayoría de los debates y polémicas han estado contagiados, más que por temas de fondo, del candente ambiente político y electoral.
Otros proyectos que, se suponía, eran clave, como el de mayor castigo a conductores borrachos, siguen en vilo. Las reformas pensional y a la educación superior tampoco llegaron a radicarse, e igual suerte corrieron iniciativas que requerían consulta previa con comunidades indígenas y afrodescendientes, como es el caso del nuevo Código Minero. Proyectos con mensaje de urgencia, como el que busca establecer un fondo para financiar la defensa de los militares y policías procesados penalmente por delitos relacionados con el servicio, tampoco arrancan.
La única excepción fue el proyecto que abre la puerta para que los referendos relacionados con temas de paz se puedan votar los mismos días en que se cita a comicios parlamentarios o presidenciales. Este fue tramitado en tiempo récord y va a revisión constitucional.
Incluso, en lo relativo a la reforma al sistema de salud, cada día que pasa ronda con más fuerza el riesgo de hundimiento, por factores que van desde tiempo insuficiente para surtir los dos debates pendientes en la Cámara, hasta las múltiples polémicas por su contenido que hoy tienen polarizados a muchos sectores en el país.
El Congreso debe hacer un ejercicio de autocrítica y enderezar el camino en lo que resta de esta última legislatura, no sólo porque es urgente destrabar la agenda, sino porque la imagen de la institución volvió a niveles de desprestigio muy críticos que no se veían desde tiempos del pico del escándalo de la parapolítica en el anterior gobierno.