Triunfo conservador en Alemania | El Nuevo Siglo
Martes, 17 de Septiembre de 2013

* Empuje arrollador de la Canciller

        * Periclita liberalismo germano

 

Si bien es común que se diga  que en política dos y dos, necesariamente, no son cuatro, por aquello de que la lógica política se extrapola en otros  valores y resultados, lo cierto es que en ocasiones opera como en una ecuación matemática. Es el caso de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, que se destaca por su firme conducción política que mantiene al país teutón entre las grandes potencias y contribuye con gigantescas sumas de dinero y exigencias, en algunos casos duras pero necesarias a la superación de la crisis en la eurozona.  Los economistas y políticos, de distinto signo al de la Jefa del Gobierno alemán, suelen criticar su modelo y su política. Ella se mantiene impávida y firme desde que irrumpió la debacle de la economía de Grecia, que se extendió a los países vecinos. Alemania es en la actualidad el principal soporte del euro, que sobrevive así notables economistas de distintos países pronosticaran su derrumbe, incluso cuando la oposición en su país en un momento dado se inclinaba por la salida del país del sistema monetario europeo. El Premio Nobel de Economía,  Stiglitz, en varias oportunidades lo ha pronosticado, Sostiene él, entre otras cosas,  que “El euro, a falta de políticas apropiadas y de instituciones equilibradas podría desaparecer”.  Y agrega: “si bien la moneda única cuenta con virtudes es un medio y no un fin”.

Los análisis  del famoso economista de los Estados Unidos se destacan por su profundidad, razonamiento y brillante capacidad de expresión. Lo que ocurre es que la economía en gran parte depende de la política. La conducción política es determinante en el manejo de las situaciones de riesgo de un país. Lo económico no sustituye lo político. Es preciso poner la economía al servicio de la sociedad y de la política, no al contrario. La economía se mueve por fórmulas, mas para su ejecución requiere de la capacidad del gran político para suscitar confianza y ejecutar las medidas. Ese factor confianza que trasluce el dirigente que maneja la alta política es decisivo, determinante, para aplicar con sabiduría y precisión los códigos de los economistas. Y es palpable en el caso de la Canciller de Alemania, que cuando la crisis zarandeaba a Europa y golpeaba a las puertas de su país, al que muchos culpaban de presionar en exceso a los miembros más endeudados y en apuros de la UE, se mantuvo firme.

Resulta evidente que varios países europeos habían resuelto vivir como rentistas, en parte con los recursos que aportaba Alemania, Es verdad, también, que  esa potencia les vende los productos de alta calidad de su industria a sus deudores, lo que tiene su lógica. Por lo mismo, Alemania, no podía estar interesada en la catástrofe de sus vecinos, como en algún momento se llegó a pensar. Así como se ha comprobado que la UE ha sabido moverse en lo económico hasta cierto punto por encima de enconadas divisiones ideológicas. Es de anotar el caso del hoy Presidente de Francia, que anunció antes de su posesión que confrontaría el poderío alemán, que formaría una alianza de países europeos para darle un vuelco a la UE. Se quedó solo en el empeño y hoy, por lo general, se fija muy bien para dónde va la señora Merkel. Se apartó un poco para amagar que ayudaría a los Estados Unidos en un ataque contra Siria, asunto del cual no volvió a hablar, en tanto Alemania se ha mostrado las más de las veces contraria al aventurerismo militar.

No quiere esto decir que Alemania y la UE, hayan superado la crisis, lo que se observa es que se ha conjurado lo peor, sin que los nubarrones se disipen en otros países del euro. Así como es una verdad de a puño que no podían seguir derrochando los recursos en países que malgastaron el ahorro, sin invertir seriamente en investigación y sin que sus industrias ni avances tecnológicos se puedan comparar con los de Alemania. Otra cosa que pesa de manera decisiva en Alemania es el orden. El sistema político alemán en libertad y al amparo de un Parlamento por donde pasan las leyes y las principales iniciativas, ha probado la madurez y la estabilidad de la democracia germana. Lo conservador y la inteligencia de ese pueblo se combinan para darle estabilidad al país y convocar a la nación a la empresa de crecimiento civilizado, con índices de organización social y calidad de vida que envidian otros pueblos.

La señora Merkel ha defendido su gestión de gobierno con hechos y cifras; demuestra resultados en medio de una crisis que golpea severamente a muchos de los países que suelen comprar sus productos. Los alemanes siguen su discurso con atención, la respetan por su acendrado conservatismo que le permite ejercer el poder con cierto eclecticismo en lo económico, sin apelar al populismo y dentro de un esquema de poder que le facilita  ser fuerte en lo interior y persuasiva en lo exterior.  A sus amigos de la derecha les va muy bien en las elecciones para obtener escaños en el Parlamento. Entre los ganadores se destaca el primer ministro regional, Horst Seehofer, el cual es jefe de la Unión Social Cristiana que conquistó la mayoría del Parlamento regional con el 49% de los votos del total de cuantos acudieron a  las urnas. Este triunfo significó un vuelco favorable para los conservadores de la CSU, que en la anterior elección habían sufrido un descalabró que los dejó en minoría. Los liberales que aspiraban  a crecer se llevaron un fiasco, puesto que en esa misma votación regional apenas consiguen un modesto 5% de los sufragios.

No les fue mejor a los liberales que están asociados en su gobierno con la señora Merkel en Berlín, en donde escasamente alcanzaron un 3.2 por ciento, después de asegurar que el partido habría de ser el de mayor crecimiento electoral en Alemania.

La señora Merkel ha defendido su gestión de gobierno con hechos y cifras; demuestra resultados en medio de una crisis