- Autocuidado y prevención, principales armas
- China da ejemplo y Colombia se moviliza
El mundo se encuentra en estado de alerta máxima sanitaria debido a la epidemia de coronavirus que surgió a finales del año pasado en China y que hoy ya tiene casos confirmados en 116 países, con más de 131 mil contagios y casi 5 mil muertes, la mayoría de ellas en la potencia asiática.
Si bien es cierto que todavía no se ha descubierto una vacuna para combatir el llamado Covid-19, grupos de científicos en todo el planeta trabajan afanosamente en su desarrollo. Sin embargo, hay que ser realistas: en el mejor de los casos solo estaría lista a finales del año.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya declaró el coronavirus como una “pandemia”, también dejó en claro que esa decisión respondió a la velocidad de la expansión del brote en algunos países y con el fin de alertar a todas las naciones para que adopten mecanismos inmediatos de salud pública para evitar que en sus territorios la curva de contagios se salga de control. Es evidente que el caso italiano, en donde ya se contabilizan más de 15 mil infectados y un millar de decesos, generó un campanazo global, toda vez que se trata de una nación de alto desarrollo y un sistema de salud pública muy avanzado pero que fue sorprendida con un brote masivo en su zona norte cuya contención no fue la más rápida y hoy todo el país está en cuarentena general.
Aunque es entendible la alarma y el temor que se están extendiendo en todo el mundo por los efectos del Covid-19, la población debe tranquilizarse y atender la voz de los expertos y las autoridades. La OMS, máxima rectora de salud en el planeta, ha sido enfática: Este virus es controlable y prevenible, razón por la cual los pronósticos apocalípticos que están circulando no tienen veracidad alguna. La principal prueba de esta circunstancia es, precisamente, China en donde el pico de la epidemia ya pasó, a tal punto que entre miércoles y ayer apenas se anunciaron quince casos nuevos de contagio y once decesos. De igual manera, en Corea del Sur los protocolos sanitarios también permitieron superar la fase más crítica de expansión de la enfermedad. En ambas naciones asiáticas la tasa de recuperación de los infectados está aumentando de manera progresiva, e incluso por encima del 80 o 90 por ciento.
En un mundo interconectado es casi imposible que país o territorio alguno pueda evitar la llegada y cadena de contagio del Covid-19. Lo importante, entonces, es que sus gobiernos y autoridades sanitarias tengan listos los protocolos preventivos y de contención para enfrentar la emergencia. Es allí en donde todas las personas deben entender que el elemento primordial para frenar la expansión del coronavirus es el autocuidado. Es decir, que cada quien asuma con seriedad y responsabilidad las recomendaciones sencillas pero contundentes dadas por las autoridades en torno a acciones tan básicas como lavarse las manos de manera frecuente con jabón desinfectante, aplicar mecanismos de higiene en sus respectivos entornos, usar tapabocas en caso de presentar algún cuadro gripal, evitar las aglomeraciones de gente, eludir los saludos de contacto físico y directo, así como aprender a diferenciar los síntomas del coronavirus de forma tal que se pueda alertar de manera rápida a las autoridades sobre un caso sospechoso y atender las recomendaciones de aislamiento para llevar a cabo su tratamiento de manera segura tanto para el paciente como para quienes lo rodean.
Colombia, que hasta ayer no tenía más de una decena de casos confirmados, está activando de manera rápida y diligente todos sus protocolos sanitarios, tanto a nivel nacional como departamental y municipal. Lo importante es, como se dijo, que las indicaciones y restricciones se cumplan al pie de la letra. Es una realidad que en los próximos días habrá nuevos contagios y estos tendrán que afrontarse de forma ordenada y segura. La clave está en evitar la expansión del virus y allí no solo las medidas sanitarias ya descritas sino otras como el teletrabajo o el aprovechamiento de las herramientas digitales resultan determinantes para poder manejar la emergencia y disminuir los factores de riesgo.
El llamado, entonces, es a la calma. El Covid-19 es un asunto serio pero que puede ser enfrentado y neutralizado si se aplican todos los protocolos tanto a nivel de las autoridades pero, sobre todo, en el ámbito individual y familiar. Cada persona tiene la responsabilidad del autocuidado y de la prevención. Los coletazos en materia económica, cambiaria, bursátil, laboral, académica, de comercio, turismo, cultural y en muchos otros aspectos del día a día irán desapareciendo a medida que se logre contener la pandemia y su saldo en materia de morbilidad y mortalidad. Así como no hay que caer en el pánico colectivo y apocalíptico tampoco hay que actuar con despreocupación e irresponsabilidad ante la emergencia. Todos somos soldados en esta batalla.