Respaldo contundente a Israel | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Abril de 2024

* ONU, Occidente y G7 condenaron el ataque iraní

* Urge evitar una guerra extendida en Medio Oriente

 

En máxima alerta se encuentra el planeta por las implicaciones que pueda tener el ataque lanzado por el régimen de Irán el sábado pasado contra bases militares y otros objetivos en territorio de Israel. La andanada, con más de 300 drones y misiles balísticos y crucero, fue neutralizada en más de un 99 %, según el reporte de las autoridades del Estado judío, y solo hubo algunos daños y una docena de heridos, sin que se hayan reportado víctimas mortales, sobre todo en la base castrense del Néguev, al sur. Los sistemas de defensa israelíes, especialmente el “escudo” antimisiles, como las propias fuerzas estadounidenses y de otros países aliados, lograron neutralizar en el aire la mayoría de las amenazas.

La respuesta bélica de las autoridades iraníes estaba más que anunciada, sobre todo en retaliación al bombardeo israelí, el 11 de abril pasado, al consulado del régimen fundamentalista en Damasco (Siria). Tel Aviv advirtió que esa fue una acción legítima para neutralizar objetivos de la red terrorista Hamás que se encontraban allí, en tanto que Teherán la consideró una agresión directa e injustificada, que dejó a varios de sus militares –incluidos posiblemente dos generales– muertos.

Como es apenas obvio, tras el ataque del sábado, que más allá de su alta neutralización fue una acción de guerra directa, Israel anunció que habría una respuesta. Sin embargo, ayer el gobierno Netanyahu todavía analizaba cómo lo haría. Todo ello mientras se llevaba a cabo la reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas y desde todos los rincones del planeta se urgía a las partes involucradas evitar un escalamiento bélico en una zona que ya de por sí sufre los rigores de la confrontación militar derivada de la respuesta del Estado judío al atroz ataque que Hamás perpetró contra su territorio en octubre pasado, dejando más de 1.100 civiles asesinados, centenares de secuestrados y una amplia gama de delitos de guerra y de lesa humanidad cometidos por la banda terrorista.

Como se sabe, las fuerzas israelíes, en ejercicio del legítimo derecho a la defensa, reaccionaron de inmediato sobre los enclaves de Hamás en territorio palestino, en una de las operaciones militares más intensas de los últimos años, que ha permitido desmantelar gran parte de la cúpula, mandos medios, combatientes y bases de la organización terrorista, lamentablemente con un alto costo en vidas y sufrimiento para los civiles en la Franja de Gaza, utilizados como ‘escudos humanos’ por la facción radical, que sigue teniendo apoyos directos de organizaciones como Hezbolá, los rebeldes hutíes de Yemen y otros grupos radicales respaldados por gobiernos que insisten en borrar del mapa el Estado judío.

El ataque iraní a Israel terminó siendo, de un lado, infructuoso desde el punto de vista militar, y de otro, un descache de alto calibre en materia geopolítica. Esto último porque desde el secretario general de la ONU hasta el conjunto de países occidentales condenó la agresión, empezando por Estados Unidos, la Unión Europea y el G7, que reúne a los gobiernos de Washington, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón. Potencias como China y Rusia llamaron a no escalar las acciones bélicas y buscar soluciones diplomáticas. Teherán, entre tanto, no allanó mayores solidaridades, salvo las de sus conocidos y cuestionados aliados.

No hay que perder de vista aspectos fundamentales en todo este conflicto en Oriente Medio: Israel ha sido el Estado agredido y le asiste el derecho a su legítima defensa, más aún cuando sus enemigos, desde gobiernos hasta organizaciones terroristas, insisten en que su objetivo no es otro que acabar con ese país y sus ciudadanos.

Es claro que con el ataque iraní del sábado el escenario bélico tenderá a escalar. Negarlo sería apenas ingenuo, como también desconocer que esta acción premeditada explosiona las negociaciones con miras a buscar un alto el fuego en Gaza y la libertad de los rehenes israelíes.

Ojalá la comunidad internacional actué esta vez con la suficiente diligencia para disminuir las tensiones y evitar que la conflagración militar aumente en toda la región. Es urgente pasar de las condenas y los llamados a reducir las acciones militares, a asuntos más concretos y que impacten las raíces profundas de la crisis. Un agravamiento de la escalada violenta en Oriente Medio tendría implicaciones en todo el globo, ya que esa zona es uno de los principales nodos geopolíticos en el mundo, incluso por encima de lo que ocurre con la guerra ucraniana tras la invasión rusa.