* Informe de la Misión de Internacionalización
* Elevar 30 líneas de acción a política de Estado
Una de las conclusiones más reiteradas de los diagnósticos sobre la competitividad de las exportaciones colombianas es aquella que advierte que el país necesita diversificar sus ventas de productos, bienes y servicios al exterior, de forma tal que reduzca su amplia dependencia de los commodities (es decir los nichos más tradicionales y básicos como hidrocarburos o café) y conquiste más mercados con calidad, precios, nueva oferta y, sobre todo, valor agregado.
Lamentablemente en esa tarea de diversificar la oferta exportable hay un largo camino por recorrer. Por ejemplo, en el último dato del DANE sobre ventas externas, correspondiente a junio pasado, se indicó que estas ascendieron a 3.046 millones de dólares, registrando un aumento de 33,1% en relación igual mes del año pasado, cuando el país apenas si salía de la cuarentena más drástica para contener el primer pico de covid-19.
Ahora, si se analiza ese resultado, que es positivo a todas luces, se encuentra que el aumento se debió principalmente al crecimiento de 56,3% en las ventas externas del grupo de combustibles. Así las cosas, las exportaciones de estos y de los productos de las industrias extractivas participaron con casi la mitad del valor total de las exportaciones, seguido por manufacturas con un 22,2%, agropecuarios, alimentos y bebidas con 20,5%, y otros sectores con 9,1%. Y eso que por la ola de paros en el sexto mes de este año los envíos al exterior de petróleo y café se redujeron, pese a que los precios para ambos eran muy particularmente altos. Esto quiere decir que si no se hubieran presentado los bloqueos viales y la delicada situación de orden público, el peso de estos commodities en lo exportado habría sido porcentual y económicamente mayor.
En los distintos análisis sobre cómo le ha ido a Colombia en los tratados de libre comercio de los que hace parte, no en pocas ocasiones se ha advertido que hay falencias estructurales recurrentes, a tal punto que nuestro país exporta menos de la mitad de lo que debería vender dado su tamaño en términos de Producto Interno Bruto y población.
¿Las causas? Una baja integración comercial, reducido tráfico migratorio, oferta exportable poco diversificada, deficiencias en competitividad, desventajas en producción de valor agregado, transferencia tecnológica deficiente, débil búsqueda de mercados, fallas en el aprovechamiento de los tratados de libre comercio y otros elementos macro y micro de nuestra economía - pública y privada- que actúan como una especie de ‘freno de mano’ al objetivo de lograr un superávit sólido y rentable en la balanza comercial.
En ese marco, resultan de trascendental importancia las 30 líneas de acción que acaba de formular la llamada Misión de Internacionalización para que Colombia aumente la participación de sus bienes y servicios en los mercados externos.
El informe final del grupo de trabajo se constituye en una hoja de ruta clave en la medida en que define líneas de acción que se deben activar en materia de talento humano, empresas, comercio de bienes y servicios, mejoramiento tecnológico, instituciones, empleo, tecnología y aprovechamiento de oportunidades para refinar estructuralmente la oferta exportable del país y la conquista de mercados en un mundo cada vez más globalizado y competitivo.
Es un trabajo muy completo, toda vez que la Misión trabajó desde junio de 2020 e hicieron parte la Vicepresidencia, Ricardo Hausmann (economista e investigador de la Universidad de Harvard), otros expertos nacionales e internacionales y especialistas del Banco Mundial, la Universidad de los Andes y el sector empresarial colombiano.
La idea, según el Gobierno, es que esta bitácora permita priorizar acciones multinivel para alcanzar la meta de 25.500 millones de dólares en exportaciones no minero-energéticas en lo que resta de este mandato.
Ahora, alcanzar ese objetivo pasa por una amplia serie de reformas y ajustes, como la necesidad de cerrar la brecha tecnológica de Colombia con el mundo y un aprovechamiento inteligente de la migración. También se requiere que las empresas nacionales elaboren planes corporativos de internacionalización, generar un ambiente de negocios favorable y aumentar el acceso a servicios de extensión. Es clave, asimismo, fortalecer una política integral de inversión extranjera directa para focalizarse en encadenamientos, competencia, tecnología y conexión con Cadenas Globales de Valor (CGV). Igualmente deben adaptarse medidas de política comercial, utilizar iniciativas clúster para solucionar cuellos de botella y reducir costos de transacción, así como focalizar las zonas francas y el Plan Vallejo…
Restándole a este gobierno doce meses en el poder sería conveniente que las 30 líneas de acción que propone esta Misión se eleven a política de Estado y se incorporen no solo al Plan Nacional de Desarrollo del próximo gobierno sino a la hoja de ruta de la década venidera, como mínimo. Si Colombia quiere acceder a más mercados, con más productos, de mejor calidad y mayor rentabilidad, necesita aplicar esta bitácora de reingeniería comercial.