*Un amplio menú de temas sobre la mesa
*No generar expectativas ni debates gratuitos
La política laboral es, sin duda, uno de los temas que más está generando debate en las últimas semanas, a tal punto que ya hay algunas voces de expertos y centros de estudios económicos que están pidiendo que se analice si no es hora de abocar una reforma integral a la normatividad sectorial. La solicitud se sustenta en el hecho de que los asuntos que están sobre la mesa tienen tantas implicaciones que aplicar ajustes aislados podría terminar teniendo un impacto desestabilizador en un país en donde la prioridad es mantener la senda de disminución sostenida del desempleo, acelerar la generación de nuevas plazas de trabajo y sostener las altas tasas de ocupación en un mercado laboral en donde es cada día mayor el número de personas que buscan empleo.
Por ejemplo, hay una gran expectativa por la definición de las bases del proyecto de ley para viabilizar la promesa gubernamental de restituir el pago de horas extras y recargos nocturnos. El Ministerio de Trabajo ha dicho que la propuesta primero se consensuará con empresarios y centrales obreras, para luego sí llevarla al Congreso. Sin embargo, mientras que los primeros alertan sobre la necesidad de evaluar el impacto negativo que tendría dicha medida sobre el costo de la nómina, la productividad y el proceso de formalización laboral, las segundas sostienen que el desmonte de esos pagos se hizo en el gobierno Uribe con el compromiso de reversarlo cuando la tasa de desempleo estuviera por debajo de un dígito, algo que ya logró, con creces, la administración Santos.
Algo similar pasa con la discusión respecto a si es necesario abocar en el corto plazo una reforma al sistema pensional. Tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, (OCDE), como Asofondos y otros centros de altos estudios sostienen que es necesario modificar el régimen de jubilaciones para asegurar su sostenibilidad a mediano plazo y aumentar la cobertura, pero los sindicatos advierten que aumentar en estos momentos la edad mínima para acceder a la pensión o el número de semanas a cotizar, sería claramente regresivo e inequitativo, sobre todo en un país cuya economía es una de las más sobresalientes de la región. Polémicas sobre si debe o no igualarse la edad de jubilación de hombres y mujeres, la discusión en torno de la posibilidad de pagar mesadas inferiores al salario mínimo, o incluso la eterna controversia por el desmonte de regímenes excepcionales pensionales y qué hacer con las señales de alerta en el sistema de prima media, han llevado a pensar en la necesidad de una reforma a fondo en este campo, incluso por encima de otras propuestas referidas a una modificación estructural tributaria.
Otro de los temas que poco a poco ha ido ganando espacio en los debates sobre política laboral es el referido a si se debe establecer en Colombia un salario mínimo regional, bajo la tesis de que las condiciones de empleo, niveles de productividad, costo de la canasta familiar básica, inflación, flujo de la oferta y demanda de trabajo así como de los volúmenes de mano de obra calificada y no calificada, son muy distintos en la mayoría de los departamentos. Es evidente que se trata de un asunto bastante complejo, que si bien se ha aplicado desde hace tiempo en países con características regionales dispares, no necesariamente podría funcionar en la práctica en Colombia.
A los tres temas gruesos ya mencionados es necesario sumar otros asuntos de no menos importancia en donde también hay sectores que urgen ajustes, como los referidos a la duración de la jornada laboral semanal, el margen de paro en los servicios públicos esenciales, la edad de retiro forzoso de funcionarios públicos, el impacto cruzado de los sistemas de incentivo para el enganche de personas jóvenes, adultos mayores, recién egresados y hasta de los desmovilizados y poblaciones en estado de vulnerabilidad. Igual, ante los nubarrones que asoman en la economía por la descolgada petrolera, también hay voces que urgen proceder a una flexibilización laboral para no tener que cerrar plazas de trabajo…
Como se ve, el menú de temas laborales que hay sobre la mesa es muy amplio ¿Debe procederse a una reforma laboral o pensional? ¿Hay otras más urgentes? ¿Sería mejor aplazar el tema hasta que pase el año electoral? Todos son interrogantes válidos que necesitan un análisis a fondo con el ánimo, sobre todo, de no generar falsas expectativas ni debates tempraneros y desgastantes que no lleven a nada.