CON la globalización y la veloz movilidad de las personas por el mundo, la posibilidad de transmisión de enfermedades endémicas y contagiosas de todo tipo mantienen en alerta a los médicos y los profesionales de la salud, lo mismo que los particulares comienzan a preocuparse por su propia suerte. Varias de las enfermedades contagiosas que en otros tiempos se circunscribían al África y otras regiones del mundo, no llegaban a transmitirse en cuanto los contagiados en pequeñas aldeas morían víctimas del mal. El aislamiento y la consiguiente partida de este mundo de las víctimas determinaba que no se conocieran, ni se investigaran seriamente las causas de los decesos
En cierta forma ese es el caso del virus del ébola, cuya tasa de mortalidad en algunos casos llega en el África central y occidental al 90%.
El temible virus se transmite al ser humano por el contacto con animales, principalmente los murciélagos, y se propaga rápidamente al transmitirlo las personas entre sí. En 1967, después de intensas pesquisas e investigaciones, se detectan por primera vez dos brotes impiadosos casi simultáneos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo). La aldea en que se produjo el segundo de los brotes epidémicos está situada cerca del río Ébola, que da nombre al virus.
Es menos temible la fiebre de chikunguña, cuya enfermedad se detectó por primera vez en Tanzania y se transmite por un virus que se contagia a través de la picadura de moscos infectados, que pululan en las zonas tropicales y desatan un cuadro febril agudo, que mediante tratamiento adecuado se resuelve en poco tiempo. El virus tienden a expandirlo los viajeros por el mundo, se torna peligroso en cuanto los médicos no lo detectan y la temible enfermedad avanza, como está pasando en algunas aldeas y ciudades de la Costa y en Cúcuta, donde la situación es seria, lo que en temporada de vacaciones puede llegar a ser mortal para los viajeros que son picados por mosquitos infectados. Es fundamental que el sistema de salud oficial y privado se movilice para combatir el mal, dado que es preciso eliminar los criaderos de mosquitos.