*La herencia de Lula
*Signos de crisis económica
Sucesivos escándalos han conducido a varios exministros cercanos a la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, a prisión. Así como a numerosos y cercanos colaboradores de su antecesor Lula da Silva. Con varios de sus ministros encarcelados. Por esa misma razón, el exgobernante brasileño se mantiene al margen de la política interna. Preciso es reconocerlo, que parte del agua sucia de Lula afecta a su sucesora, le cae por cuenta de los malos manejos de su predecesor. Dilma, la exministra estrella de su gobierno, hoy en el poder, se ha mostrado independiente, pese a que se pensó que había sido escogida por él para que le cuidara el cargo y regresar, triunfante, en otro mandato popular por elecciones libres al gobierno.
Fuera de las condenas a prisión que han sufrido elementos del gobierno anterior que se desempeñaron en poderosos cargos. Los nubarrones que asoman en la economía de Brasil no sorprenden a los economistas bien informados, lo cierto es que las cosas han cambiado desde cuando Lula manejaba el poder respaldado por una gran popularidad, favorecido por los positivos resultados económicos, con notables avances en desarrollo, como el haber logrado sacar de la miseria a millones de compatriotas suyos. La presidenta Dilma Rouseff ha debido moverse en aguas más turbulentas de las que le tocaron a su antecesor. Las circunstancias han cambiado, incluso la popularidad de la que gozó Lula se ha venido desvaneciendo en cuanto cada cierto tiempo se destapan sucesivos y graves escándalos de corrupción acaecidos en su administración por cuenta de ministros y altos funcionarios, que registraron con profusión los medios de comunicación. El exgobernante Lula da Silva ha sido vinculado a las investigaciones en las que figuran sus antiguos colaboradores, lo mismo que algunos de los empresarios más cercanos a su gobierno. Telecom-Brasil es acusada de haber participado en malos manejos con su gobierno, con el objetivo de financiar su reelección. Acusaciones que el exgobernante niega y sostiene que es inocente. En ese escándalo de corrupción se vincula al Partido de los Trabajadores, que en ciertos casos se prestó para canalizar dineros extras que debían en teoría robustecer sus arcas con miras electorales.
La justicia de Brasil viene investigando de manera sistemática esas denuncias de corrupción que, en algunos casos, han resultado infundadas o que no han contado con las suficientes pruebas. En otras investigaciones y juicios, las pruebas, concluyentes, por lo que algunos de los culpables han sido sentenciados a largas penas de prisión, como es el caso de Marcos Valerio Fernández, condenado a 40 años de privación de la libertad, el cual prendió el ventilador con el objeto de salpicar al exgobernante, que ha sido enfático en declarar que nada tiene que ver con sus intrigas y negociados. Las investigaciones de la justicia probaron que en ese caso no había pruebas contra Lula, que se trataba de una maniobra de los abogados del acusado para implicar un personaje de tanta influencia con la idea de que por ese método conseguirían paralizar el juicio. Táctica que falló y demostró la inocencia del expresidente. Y la acusación no era de poca monta. Fernández declaró bajo juramento que Lula se había encargado por cuenta de Telecom de contactar al presidente en ese entonces de Portugal-Telecom, Miguel Horta, con miras a un jugoso negocio. La inocencia de Lula resplandeció cuando ni siquiera se aceptó por los investigadores involucrarlo en las pesquisas.
Los escándalos en el gobierno de la señora Rouseff han sido mayúsculos, seguidos uno tras otro, lo que les ha costado el cargo a varios ministros y personajes influyentes del partido oficial. A diferencia de Lula, cuando se conocen las denuncias y la gravedad de los hechos, se les sugiere a los ministros que se retiren y demuestren su inocencia en los tribunales como particulares. Esa actitud ha contribuido a que dichos casos de corrupción no consigan debilitar su credibilidad. Apenas en el Ministerio de Turismo fueron arrestados 38 funcionarios incursos en malos manejos. Las cosas se tornan más preocupantes por cuanto en Brasil comienza a dar señales de fatiga la economía, contra los pronósticos oficiales, así como está a la baja la popularidad del gobierno. En buena parte los nubarrones en el horizonte de la economía de esa potencia emergente se dan por causa de la caída de la producción agrícola, que ha sido del 3,5%, tras haber registrado por varios años seguidos notable expansión.