EL momento político en el Caribe y la comunidad internacional está enrarecido, plagado de sombras y preocupación, por cuenta del descarado y agresivo expansionismo de Nicaragua contra sus vecinos. Los anuncios de Nicaragua de compra de armas y barcazas artilladas a Rusia demuestran los ánimos belicosos de ese país contra sus vecinos. Managua se quiere convertir en el portaviones de China en la región, mediante el contrato con un empresario dueño de unas compañías con sede en Hong Kong, que invertirán, inicialmente, 40.000 millones de dólares en el más grande proyecto en la historia de ese país para construir un canal interoceánico, varios aeropuertos e instalaciones de comercio, carreteras, bodegas y verdaderas ciudadelas, que para la oposición al gobierno de Ortega, convierten al pequeño país en una colonia de la potencia asiática. Semejante movimiento de la geopolítica regional tiene el visto bueno de Cuba y de otros países del mismo signo político, lo consideran como un avance histórico en lo que denominan la lucha contra el imperialismo de los Estados Unidos, potencia que no ha dicho esta boca es mía frente al entierro de tercera de la Doctrina Monroe. A la inversa de prestigiosas publicaciones europeas que analizan la jugada de Ortega, como uno de los elementos más peligrosos y desestabilizadores de su gobierno contra sus vecinos, incluida Colombia, que pasaría a tener de un momento a otro fronteras con el país asiático que controlaría el canal.
El expansionismo de Nicaragua ha sido rechazado por la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, durante sus memorables intervenciones en la 68 Asamblea de la ONU, en las que Colombia les dio prioridad a los asuntos legales de un eventual avance en las negociaciones de paz. El presidente Juan Manuel Santos escogió ese auditorio para insistir en que se respete la postura de su Gobierno sobre el trato judicial que dentro del esquema del estatuto de Roma se les debe dar a las Farc, para que impere la justicia con cierta flexibilidad para juzgar a los subversivos, entre tanto los voceros de la Farc en La Habana insisten en no pagar ni un día de cárcel.El Presidente de Colombia sostuvo en la ONU que: “No podemos pretender investigar todos los hechos cometidos en medio siglo de violencia y procesar a todos los responsables para luego no cumplir, pero sí podemos construir una estrategia realista y transparente que permita satisfacer de la mejor manera los derechos de todas las víctimas”.Es obvio que ese era un mensaje para que lo entendiera García, lo que explica que se hubiese desaprovechado semejante oportunidad de hacer un frente unido con Panamá y Costa Rica, para denunciar y enfrentar el expansionismo del Gobierno de Managua.
Es de destacar que la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, en elocuente intervención en la ONU, denunció con franqueza y valor las constantes agresiones de que ha sido víctima su país y la violación de su soberanía. No vaciló en denunciar el desprecio por el derecho y las fronteras de que hacen alarde los sandinistas que se ufanan de demandar a sus vecinos y no respetan los fallos de La Haya, Tribunal que utilizan para su expansionismo cuando les conviene, al mismo tiempo que desprecian sus fallos cuando les son desfavorables. La señora Chinchilla manifestó que no respetan el Derecho Internacional en sus pretensiones de fijar la frontera común y la soberanía nicaragüense en el mar Caribe.
La Presidenta insistió en advertir que: “Costa Rica es firme creyente y escrupulosa practicante de todas las dimensiones del derecho internacional. Esta actitud contrasta con el irrespeto absoluto del Gobierno de Nicaragua a las normas más elementales de la conducta y convivencia entre los Estados”, ha criticado. Y denunció que “Niicaragua no respeta las medidas decretadas por la Corte Internacional de Justicia de La Haya en 2010 que vetan la presencia de tropas nicaragüenses en la zona en litigio”.
El presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, denunció la felonía y agresión expansionistas de Nicaragua. Expresó su “profunda y enérgica preocupación en el sentido de que las coordenadas trazadas en la solicitud nicaragüense generan una inobjetable superposición a nuestros espacios marítimos y a los tratados concertados por la República de Panamá con los países vecinos”. Y anunció que Panamá va a emplear todos los recursos necesarios, conforme al Derecho Internacional.
Frente a las valientes denuncias de Panamá y Costa Rica en la ONU es preciso que la Cancillería de San Carlos conforme un frente unido con esos países hermanos.