- El drástico impacto de la pandemia
- Acelerar los planes de contingencia
Si bien los niños y niñas son, afortunadamente, de los menos afectados, en materia de contagios y muertes por la pandemia del Covid-19, no quiere decir ello que los más pequeños en todo el planeta no estén siendo drásticamente golpeados por el coletazo de la crisis sanitaria más grave de la última década, que hoy suma más de 54 millones de infectados y cerca de 1,4 millones de fallecidos.
Una evidencia de ese impacto se puso esta semana sobre el tapete en el marco de la celebración del Día Mundial de los Niños. La Unicef y otras entidades hicieron un diagnóstico bastante crítico de la situación de los menores de edad en medio de la pandemia.
Las cifras son impactantes según los datos que la agencia de la ONU ha recopilado con base en encuestas en 140 países. Las restricciones para enfrentar el coronavirus llevaron a que alrededor de un tercio de las naciones analizadas registrara una caída de al menos el 10% en la cobertura de servicios de salud como vacunación de rutina, atención ambulatoria de enfermedades infecciosas infantiles y servicios de salud materna. Como se ha advertido, muchos padres de familia dejaron de llevar a sus hijos a los servicios médicos por temor a infectarse.
No menos grave resulta una disminución del 40 por ciento en la cobertura de los servicios de nutrición para mujeres y niños en 135 países. De nuevo los datos son impactantes: el mes pasado 265 millones de niños seguían perdiendo las comidas escolares en todo el mundo y 250 millones de menores de cinco años tampoco recibían los beneficios de los programas de suplementación con vitamina A. Las encuestas referidas también revelaron que 65 países indicaron que hubo una disminución en las visitas domiciliarias de los trabajadores sociales en septiembre. A ello se suma que en el mes que está terminando se calcula que alrededor de 572 millones de estudiantes se vieron afectados por el cierre de escuelas en 30 países ¡Esto es la tercera parte de los alumnos matriculados en todo el mundo!
Y como si todo lo anterior fuera poco, el informe de la Unicef estima que en un período de doce meses podrían morir dos millones de niños más y 200 mil bebés más nacerían sin vida. Por último, pero no menos dramático, se considera que a nivel mundial, el número de niños que viven en la pobreza multidimensional, es decir sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento o agua, se había disparado en un 15 por ciento solo para la mitad de este año, hasta alcanzar aproximadamente los 1.200 millones. Es claro que con las fases críticas de la pandemia en varios continentes en este segundo semestre y los rebrotes en algunas latitudes, todas esas cifras mencionadas se han incrementado.
El impacto de la pandemia sobre los menores de edad es aún mayor si se tienen en cuenta las graves afectaciones que sufren por las cuarentenas, una mayor dependencia digital y las limitaciones a la socialización. Todo ello produce un efecto negativo en la salud física y mental de los niños y adolescentes. Aunque muchos analistas consideran exagerado el término, lo cierto es que no pocos expertos consideran que el efecto del Covid-19 en estos once meses de afectación global ya pueden estar creando una “generación perdida”.
Obviamente la situación en cada país es muy distinta. En algunas naciones el impacto ha sido menor, ya sea porque tienen un nivel de desarrollo mayor o la propagación del virus no ha sido tan alta como en otras latitudes. En Colombia, por ejemplo, es claro que las mayores afectaciones se han dado en materia de retroceso socioeconómico, pues los ingresos de muchas familias se han visto fuertemente disminuidos. En cuanto a la alimentación, los apoyos a los estudiantes de las escuelas y colegios públicos han sido entregados en las casas de los alumnos en la medida de lo posible. En lo que hace a las campañas de vacunación, estas se han visto limitadas pero no en forma drástica. La educación virtual sí cogió a la mayoría de las instituciones sin plataformas adecuadas para este tipo de contingencias. La afectación sicológica a los menores de edad por las restricciones de las cuarentenas, los protocolos de bioseguridad y el distanciamiento social son difíciles de determinar, pero es claro que hubo impactos.
En ese orden de ideas, es claro que la celebración este año del Día Mundial de los Niños es inédita, porque la pandemia agravó muchas de las problemáticas coyunturales y estructurales que ya venían afectando a los menores de edad en todo el planeta. Es claro que la crisis sanitaria tendrá consecuencias a corto, mediano y largo plazos. Por el momento, proyectar planes de reactivación y recuperación es bastante incierto sin tener en claro para dónde va la curva epidemiológica y cuándo se tendrá acceso a vacunas de aplicación masiva.
En el entretanto, la responsabilidad de los gobiernos es analizar qué políticas de emergencia para disminuir el nivel de afectación de los niños y niñas se pueden implementar. Hay muchas lecciones aprendidas en otros países que sirven de guía y ejemplo al respecto. Sin embargo, lo peor -e inaceptable- es la pasividad y la resignación ante el peligro en que se encuentran los más pequeños e indefensos, cuyos derechos son prevalentes.