Son varias las enseñanzas que dejan estas primeras semanas de aplicación de la nueva ley que aumenta las sanciones penales, administrativas y pecuniarias a los conductores que manejan bajo estado de ebriedad.
En primer lugar, es claro que la drasticidad de los castigos en materia de tipificación del delito y agravantes de la pena, monto significativo de la multa económica y el incremento sustancial en el lapso de suspensión de la licencia de conducción, tuvieron un impacto muy alto en los conductores durante la recta final de las festividades decembrinas y de cambio de año.
Las estadísticas reveladas ayer por la Dirección de Tránsito de la Policía Nacional señalan que el índice de accidentalidad vial se redujo en un 18 por ciento frente a igual periodo de 2012.
Por conducir bajo los efectos del alcohol e impusieron casi 2.800 comparendos. Llama la atención, por ejemplo, que de ese total de multas la mayoría fue para motociclistas (1.812), en porcentaje muy superior a los conductores de automóviles (945). Sin duda, esto evidencia que debe trabajarse en forma más focalizada sobre los primeros, pues debe admitirse que, lamentablemente, persiste la creencia popular en torno a que manejar una motocicleta no tiene tantas exigencias ni la misma seriedad que estar al volante de un automóvil, camioneta, camión… Esta situación es evidente en muchos municipios en donde es común ver a menores de edad conduciendo motocicletas sin tener licencia ni cumplir las mínimas normas de seguridad.
En cuanto a quiénes son los mayores infractores, de nuevo los hombres se llevan el deshonroso primer lugar, pues del total de comparendos impuestos por ebriedad, 2.655 correspondieron a ellos. Sin duda las mujeres al volante siguen dando ejemplo de concientización vial.
Pero tampoco puede dejarse de lado que si bien era urgente aumentar las sanciones para quienes manejan bajo los efectos del licor, el volumen de otras infracciones de tránsito por conducir de manera peligrosa e imprudente –que no en pocas veces terminan en accidentes con saldo fatal- continúa siendo muy alto. Las estadísticas policiales dejan ver que entre diciembre y la primera semana de diciembre se impusieron más de 125 mil ‘partes’, 21 mil de ellos por transitar por exceso de velocidad.
Igual quedó claro, gracias al amplio cubrimiento noticioso a la entrada en vigencia de la ley, que muchos conductores no conocían el alcance de la norma. No fueron pocos los casos en que sólo cuando los agentes de Policía les informaban a los presuntos infractores de las graves consecuencias por no someterse al examen del alcohol, éstos terminaban concientizándose de que resistirse les traería problemas más graves.
Preocupa eso sí que se puede multiplicar el intento de fuga de los conductores borrachos luego de causar accidentes. También que ante la gravedad de las sanciones, los acompañantes del infractor ebrio acudan al llamado ‘cambiazo’ para tratar de engañar a las autoridades y hacer pasar a una persona sobria como la que venía en el volante. Afortunadamente la ciudadanía fue clave para evitar que en varios casos esta trampa diera resultados.