- La fase más crítica de la pandemia
- Extremar protocolos de bioseguridad
Las alertas están prendidas en todo el país por la fase crítica de la pandemia del coronavirus. Si bien es cierto que la tasa de contagios y de letalidad, analizada por el indicador de millón de habitantes, continúa siendo muy baja, es obvio que la enfermedad se está acercando a su primer pico en ciudades como Bogotá y Medellín, las de mayor concentración poblacional. De hecho el reporte ayer del Ministerio de Salud daba cuenta de más de 345 mil casos positivos en lo que va de la emergencia y 11.624 víctimas mortales, en tanto que ya son más de 186 mil las personas recuperadas. Es evidente que estamos en una cresta epidemiológica y prueba de ello es que, volviendo a las cifras de ayer, de 38.264 pruebas aplicadas en 24 horas, 10.735 dieron resultado positivo.
Visto todo ello es claro que estamos en el momento más complicado de la pandemia y, por ende, las medidas de prevención sanitaria deben extremarse al máximo para disminuir el riesgo de infección por un virus que ya tiene circulación activa y masiva en buena parte del país. Las estadísticas oficiales y los análisis de la Unidad de Datos de este Diario evidencian que cada vez son menos los municipios “No Covid” así como los conglomerados poblacionales de muy baja afectación por el coronavirus. De igual manera, los expertos coinciden en que el mayor volumen de contagios no se está generando en el espacio público, las zonas de trabajo ni tampoco en los sistemas de transporte masivo. Es en los hogares en donde la posibilidad de infección termina siendo mayor por cuenta de la interacción entre quienes salen de sus residencias y aquellos integrantes de la familia que continúan cumpliendo los protocolos de las cuarentenas. De hecho, varios alcaldes han recalcado que las madres se han convertido en uno de los nichos de mayor afectación por las circunstancias ya anotadas.
Como lo hemos reiterado en estas páginas, los modelos de cuarentena estricta y amplia para enfrentar la pandemia están agotados, no sólo por la progresiva reactivación económica y productiva, sino por la necesidad de que la población aprenda a convivir con el virus, disminuyendo lo más posible el riesgo de infección. Si bien es cierto que hay noticias muy alentadoras sobre el desarrollo final de varios proyectos de vacuna, está claro que todavía no hay ninguna aprobada totalmente y menos aún se tiene un cronograma concreto sobre cuándo alguna de ellas podría empezar a ser distribuida masivamente en nuestro país, empezando obviamente por los grupos más vulnerables y los más expuestos a contraer Covid-19.
Hay que recalcarlo: es imposible ubicar un integrante de la Fuerza Pública o una autoridad sanitaria en cada cuadra de los más de 1.100 municipios y ciudades del país. Esto deja, entonces, la responsabilidad sanitaria en el ámbito de cada persona. El uso correcto del tapabocas, el cumplimiento estricto del distanciamiento social y la adopción obligatoria de los protocolos de bioseguridad, tanto en los sitios públicos como en los privados, no se pueden relajar ni mucho menos incurrir en excesos de confianza como los que, lamentablemente, se están viendo a diario en todo el territorio.
Aunque una parte importante de los colombianos, alertados por el aumento de los contagios y fallecimientos, ha ido generalizando esos patrones de conducta sanitaria, persiste una porción que hace caso omiso al alud de recomendaciones. Se trata de personas que no entienden que su actitud irresponsable y desprevenida no sólo está poniendo en peligro sus vidas y las de sus seres queridos, sino también la de todas aquellas con las que interactúan en los lugares públicos y privados. Lo reiteramos: las normas de bioseguridad deben cumplirse porque son un mecanismo vital que encierra la filosofía del “Me cuido, te cuido”. No se requiere para ello de la presencia coercitiva de un policía, un militar u otro representante de la autoridad, como tampoco de evitar un comparendo. Es una mínima regla de precaución en materia de salud.
Por lo mismo es necesario volver a reiterar el llamado para que desde el ámbito individual nos cuidemos entre todos. No tiene presentación que, una vez más, las autoridades locales se vean forzadas a multiplicar retenes y controles en las vías principales de las ciudades y municipios para evitar que un alud de irresponsables trate de saltarse las restricciones de movilidad para “irse de puente” a partir de hoy, con ocasión de la festividad patria del 7 de agosto, mañana. No más “avivatos” a los que poco les importa jugar con sus propias vidas, las de sus seres queridos y las de la comunidad en general. “Avivatos” mortales.