*Vidas paralelas
*Derecha e izquierda muestran sus cartas
La campaña presidencial en Chile avanzaba sin sorpresas y con las encuestas a favor de la expresidenta Michelle Bachelet, lo que en un momento dado por la acumulación de malas noticias le causó una dolorosa depresión al candidato de la derecha, Pablo Longueira. El combativo político se sintió agobiado por la incapacidad moral y física de seguir la campaña adversa bajo la presión de conducir la derecha al abismo. Puesto que siempre estuvo convencido de la justicia de la causa que defendía, de la buena gestión del presidente Piñera, como de la incomprensión de cuantos adversan sus reformas, como la de la educación, que es fundamental para que el país avance más rápido al desarrollo. Así como lo desvelaban los nubarrones que a su juicio, como expresó en sus intervenciones públicas, en corta campaña electoral, lo que representa para Chile un segundo mandato de la señora Bachelet; esta vez un tanto más radicalizada a la izquierda, en alianza con el partido comunista. Longueira, con decisión inquebrantable, que no todos comparten entre sus seguidores, sorprendió a la oposición, al presentar renuncia de su candidatura, impulsado por un noble sentido de responsabilidad y desprendimiento.
Lo sucede en la afanosa búsqueda del poder la ministra estrella del actual gobierno, Evelyn Matthei, una economista que es la antípoda de la señora Bachelet, pese a ser como ella hija de un prestigioso general que participó activamente en el golpe del general Augusto Pinochet contra Salvador Allende, para impedir que se consolidara un gobierno de estirpe comunista en el país. Tan pronto se supo que Matthei asumía la responsabilidad de capitanear la derecha chilena, en ardorosa lucha por evitar que el país gire a la izquierda, se ha desatado una campaña negra contra la candidata y contra su padre, un brillante general de la aviación, miembro de la Junta Militar, al que se pretende inculpar para enlodar a su hija en los dolorosos episodios que condujeron a la muerte en prisión del general Bachelet, este último de los pocos altos oficiales que estuvieron en contra del golpe y simpatizaron abiertamente con la izquierda.
Las vidas paralelas de las dos destacadas dirigentes de la misma generación, hijas de generales, de izquierda el uno y el otro de derecha, por vía sanguínea y hondas convicciones intelectuales, heredan un pasado que signa su destino. Las dos pertenecen con orgullo a los mismos bandos políticos contrapuestos de sus padres, ellas frecuentaron en su juventud los mismos lugares y amigos, por lo que parecían destinadas a una amistad indisoluble. La democracia chilena se desgarra por cuenta del intento de Salvador Allende, de convertir a su país en un satélite de Cuba y de la Unión Soviética. Las familias se dividen. Siendo que la evolución política de Chile hasta ese momento era el referente de la mejor expresión de la democracia regional. Al sucumbir la democracia da origen a un mesías de corte militar en plena guerra fría, bajo un modelo prusiano a la criolla. Y esas heridas parecen no cicatrizar nunca, la división no la han podido superar los chilenos a pesar de su madurez política y que ha corrido mucha agua bajo los puentes desde que el general Pinochet resignó el poder, para dar paso por la vía electoral a la democracia.
La aparición en escena de la exministra Evelyn Matthei le ha dado renovado aliento a la derecha y hasta los más indiferentes y escépticos en materia política hacen apuestas sobre la posibilidad de que Evelyn consiga despertar a la derecha. La campaña cobra nuevo brío y los bandos se radicalizan y lanzan sus dardos despiadados contra las dos mujeres en lucha implacable por el poder.
Lo que parece sorprender más a los antagonistas de la exministra de Trabajo es que se sale del libreto de la derecha clásica para debatir y mirar los asuntos sociales desde una óptica independiente, al punto de impactar a la opinión pública cuando sin tapujos llama nuevos maricones a los que abusan de las mujeres por machistas. Lo mismo que desconceptúa a cuantos están por aumentar las penas de prisión contra los fumadores ocasionales de marihuana.
Por el contrario, en cuanto al manejo económico del país las diferencias son menores, ambas son cautelosas y un tanto pragmáticas, conocen a fondo la economía y se muestran ortodoxas, siendo más dada al populismo la Bachelet, pero las dos contrarias al aventurerismo.