La realidad de las vacunas

Domingo, 17 de Enero de 2021

Diez países adquirieron 95% de dosis

* Mecanismos para garantizar equidad

 

En este período crítico por el mayor crecimiento mundial de casos de covid-19 queda completamente claro que los países con más músculo económico compraron la mayor parte de los primeros lotes de vacunas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció esta semana que diez naciones concentran el 95% de los biológicos aplicados. Las demás -incluida la nuestra- están en la fila de espera, en el puesto que les permite su capacidad y estrategia de compra.

El papa Francisco ha reiterado en las últimas semanas el reclamo para que las vacunas lleguen prioritariamente a quienes más las necesitan. Incluso también llamó la atención sobre el pulso entre el ciclo productivo y la preservación de las vidas. “Qué escándalo supondría que toda la ayuda económica, la mayoría procedente de las arcas públicas, se use para salvar las empresas que no contribuyen a la inclusión en lugar de al bien común y a la preservación de la Creación", dijo recientemente en una de sus audiencias de los miércoles en El Vaticano.

Como se dijo, tras los primeros anuncios de vacunas con alto grado de efectividad se concretaron compras de grandes volúmenes de dosis y algunos países habrían adquirido el triple o más de sus necesidades reales, según el tamaño de su población. La OMS no reveló la lista, pero la firma de análisis de datos “Our world in data” dice que hasta ahora la mayor parte de las vacunas fueron adquiridas por Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá.

Las compras se realizaron, en gran parte, a través de negociaciones directas bilaterales entre los gobiernos y los laboratorios farmacéuticos, mediando la exigencia de estos en cuanto a la firma de acuerdos de confidencialidad sobre los montos y características de las transacciones. Por eso causó tanto revuelo una indiscreción de la Secretaria de Estado de Presupuesto y Consumo de Bélgica, quien publicó en sus redes sociales los precios que le estaban exigiendo los laboratorios a ese país por las vacunas: Pfizer-BioNTech pedía 12 euros por dosis, Moderna 14,68, Curevac 10, Sanofi 7.56, Johnson & Johnson 6,93 y AstraZeneca 1,78.

En vista de esta concentración de los biológicos en pocos países, India y Sudáfrica adelantan en las últimas semanas una acción persistente ante la Organización Mundial de Comercio para que se suspendan los derechos de propiedad intelectual de las vacunas contra el coronavirus.

“La vacuna no debe ni puede entender de patentes ni de beneficios de las farmacéuticas. Se debe anteponer la salud y la vida de las personas”, sostuvo recientemente la ONG Médicos Sin Fronteras. Una declaración en sintonía con la del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien ha reiterado en sus intervenciones públicas el deseo de que cualquier avance científico contra la pandemia beneficie a todos en el planeta.

Hay casos recientes en la historia de la humanidad, como el del creador de la vacuna contra la poliomielitis, Jonas Salk, que donó su patente para facilitar la inmunización universal. Sin embargo, en la crisis actual, la peor en materia sanitaria que hayan enfrentado las presentes generaciones, prevalece la lógica del mercado.

Bill Gates, el filántropo fundador de Microsoft y uno de los primeros que vio venir esta crisis y la escasez de las vacunas, apoya a la rectora global de la salud en la tarea de garantizar mil millones de dosis para 92 países pobres y otros mil millones para naciones de ingresos altos y medios. En este último grupo estamos nosotros.

Como se sabe, en Colombia la expectativa es que comience la vacunación en este primer trimestre de 2021, de acuerdo con el cronograma adoptado con base en el contrato bilateral con la multinacional Pfizer y el mecanismo multilateral Covax, inicialmente. Sin embargo, algunos expertos señalan que tanto para nuestro país como para muchas otras naciones se trata de posibilidades que se estrellan con realidades contundentes: las naciones ricas compraron casi la totalidad de los lotes de vacunas existentes o que serán producidos a corto plazo (los laboratorios trabajan a marchas forzadas y con retrasos en esas primeras entregas), dejando sin mayor chance al resto de países. Como están las cosas, según algunos estudios, apenas 20% de la población de los países pobres podría ser vacunada durante este año y la inmunización universal solo se logrará en el año 2024.

Al respecto el Papa Francisco reitera que es lamentable que una parte importante de la población global no tenga acceso a las vacunas contra el covid-19 así como a otros fármacos para su tratamiento. "A nivel ético, si existe la posibilidad de tratar una enfermedad con un fármaco, este debe estar al alcance de todos, de lo contrario se crea una injusticia", recalcó el Pontífice. Una posición correcta, pero hasta ahora insular entre los líderes del mundo.