*El Gobierno se está jugando a fondo
**Un inventario de logros y pendientes
Nada más difícil de evaluar que la política social de un Estado. No sólo porque entran allí a jugar ópticas de tipo ideológico y el normal contrapunteo entre las toldas gobiernistas y aquellas que le hacen oposición, sino porque también se extiende la discusión a otros marcos circunstanciales más complejos como el modelo económico aplicado, la interpretación de los énfasis o, peor aún, los diagnósticos contradictorios que sobre las mismas cifras y resultados se pueden proyectar si quien realiza el respectivo análisis parte de la tesis del vaso medio lleno o el medio vacío.
Ello explica por qué hay distintas valoraciones sobre la política social de la administración Santos, unas muy positivas y otras más críticas. Sin embargo, es claro que el gobierno de turno tiene mucho que mostrar en esta materia y tanto sus ejecutorias como los proyectos que ha venido anunciando y poniendo en marcha tienden a producir un estremecimiento sustancial en el diario vivir de los colombianos, sobre todo de aquellos millones que tienen un alto porcentaje de necesidades básicas insatisfechas.
En la cumbre del sistema financiero a mediados de semana el Jefe de Estado hizo un inventario de los principales logros sociales rubro por rubro y cómo cada uno de ellos producía un clima de optimismo sobre la evolución colombiana. Mencionó, por ejemplo, la disminución sostenida en la tasa de desempleo y la generación de millón y medio de plazas en 20 meses. Destacó, igualmente, el impacto que tendrá el ambicioso programa de vivienda, en especial el plan de 100 mil casas gratis y el nuevo alivio en materia de subsidio que beneficiará a más de 140 mil núcleos familiares. El balance gubernamental incluyó también el arranque en firme del proceso de reparación a víctimas de la violencia y de restitución de tierras. Se hizo especial énfasis en los avances en equidad puesto que la pobreza bajó 3,1 por ciento y la pobreza extrema 1,7 por ciento en sólo un año, lo que se reflejó también en una mejoría en materia de coeficiente Gini.
Se considera, asimismo, que otro de los elementos dinamizadores de la inversión social será el nuevo esquema más equitativo de distribución de las regalías, que beneficiará, con recursos anuales cercanos a los 10 billones de pesos, a todas las regiones y no sólo a aquellas productoras de recursos naturales no renovables. A todo ello se suman programas puntuales como la ampliación de la cobertura y gratuidad educativas, el abaratamiento del crédito sectorial, la unificación de los planes obligatorios de salud, el aumento del presupuesto para ciencia y la tecnología así como un crecimiento sustancial en conexiones de banda ancha, entre otros aspectos y programas.
A su balance la Casa de Nariño le agregó otros aspectos que si bien no corresponden directamente a la política social del Estado, obviamente tienen un efecto transversal en la misma. En este campo entran los récord en materia de inversión extranjera directa e indirecta, los buenos pronósticos mundiales sobre la economía local, los avances geopolíticos y diplomáticos, el dinamismo en materia de comercio exterior, el repunte turístico, el auge minero, el billonario plan de infraestructura y los positivos indicadores agrarios…
Ese inventario presidencial evidencia que poco a poco la llamada “Prosperidad Social”, la principal bandera del Ejecutivo, empieza a aclimatarse y sus resultados más concretos y, sobre todo, visibles. Bajo esa óptica, la creación del Sector de la Inclusión Social y la Reconciliación, liderado por el Departamento de Prosperidad Social, empieza a dejar sin piso las críticas de quienes la consideraban apenas un maquillaje institucional sin mayor efecto práctico.
Claro que falta mucho. Los índices de desigualdad e inequidad son muy altos. Los millones de pobres e indigentes, el desplazamiento forzado, la crisis en salud, la deserción educativa, el subempleo, la criminalidad derivada de la exclusión social y económica, el retraso en el cumplimiento de algunas de las Metas del Milenio así como el porcentaje de necesidades básicas insatisfechas y las deficiencias en el combate efectivo a la corrupción y el desgreño en el manejo de lo público son temas gruesos y graves que requieren un esfuerzo más agresivo del Estado para avanzar sustancialmente en su derrota. Sin embargo, más allá de la tesis del vaso medio lleno o medio vacío, lo cierto es que la política social del Gobierno suma resultados tangibles día tras día. Lo importante es no bajar la guardia.