La compleja competencia política italiana que se desarrolla en uno de los sistemas parlamentarios más abiertos y competidos de Occidente, mantiene en suspenso al país por cuenta del esfuerzo de la izquierda por aniquilar a Silvio Berlusconi y el empeño de éste por no dejarse sacar del juego y combatir a sus contrarios. La rivalidad es vieja, desde cuando tardíamente el magnate de los medios de comunicación se lanzó a la arena política y con suma habilidad supo explotar la nostalgia de los sectores populares por el nacionalismo exaltado de Mussolini, para ponerse la camisa negra sin salirse de las reglas de juego de la democracia, ni caer en los extremos del ídolo de la ultraderecha italiana, que terminó su carrera colgado por los partisanos junto con su bella y fiel amante cuanto intentaba huir del país disfrazado de soldado alemán. En la cuenta de las deudas de Berlusconi con la izquierda está el haber dejado tendido en la lona al partido comunista, uno de los más fuertes de Europa, lo mismo que a los socialistas y democristianos. Los sectores más inteligentes de la izquierda se refugiaron en la Universidad, en los centros culturales más influyentes y optaron por tomarse la justicia y la magistratura. Desde allí se han movido para intentar toda suerte de demandas contra el poderoso político, quien por sus numerosos y multimillonarios negocios es factible de caer en conflicto de intereses, fuera de los líos con damiselas de la vida alegre a las que rodeaba de lujos y colmaba sus caprichos, como declaró una de ellas en los tribunales.
Berlusconi podría haber utilizado testaferros o compañías de fachada para no figurar como el amo de los medios de comunicación, ni suscitar las envidias de unos, la rabia o la suspicacia de sus adversarios, pero eso va contra su manera de ser abierta y desafiante, con su temperamento de corte renacentista que lo lleva a disfrutar del poder y la exhibición del mismo. Se dice que es un ave de tormenta, que las luchas electorales y la confrontación con otros partidos lo estimula y tonifica. Cuenta con uno de los equipos de abogados más capaces del país, que lo ha librado de posibles condenas. Hasta que una Corte altamente politizada le da el golpe mortal con el objetivo de sacarlo de la política, a sabiendas de que cuenta aún con un gran poderío económico y político. El gobernante socialista Letta, quien a regañadientes mantiene la alianza con Il Cavaliere, puesto que éste es el que hace la mayoría, parece que por presiones de los sectores más radicales de su partido está dispuesto a defenestrar a su “socio”. Por lo que lo retó para que dijera si sus intereses personales y el intento de evadir la justicia, están por encima de los asuntos de Estado, como es el apoyo a su gobierno.
La respuesta del político conservador ha sido directa a la mandíbula del Primer Ministro, retirar de inmediato a sus 5 influyentes ministros del Gabinete, lo mismo que hizo el año pasado cuanto Mario Monti, que se había granjeado el apoyo de los gobiernos más importantes de la Unión Europea, se creyó fuerte como para confrontarlo en las urnas donde recibió una paliza memorable. Monti era un banquero, un hombre relativamente nuevo en política. En tanto Letta es un militante apasionado de la izquierda socialdemócrata, cuenta con poderoso apoyo partidista y en los tribunales politizados. Berlusconi ha recorrido Italia y mantiene una vigorosa campaña para mostrar que lo persiguen por ser el jefe más caracterizado de las derechas. Y suele explicar que todo se debe al prevaricato constante de los jueces que han propiciado una suerte de golpe de Estado, para sacarlo del juego político, mediante una desvergonzada y apasionada persecución judicial y política.
Tras bambalinas, según los entendidos, el habilidoso ministro a cargo de las finanzas conspira contra Letta, por lo que propone unos impuestos que pueden convertirse en la lápida de su gobierno. Se trata, entre otras cosas, de subir el IVA del 21% al 22% a partir de hoy. Gravamen que cayó como un jarro de agua fría sobre la población. Silvio Berlusconi aprovechó el dislate para proclamar que: “He invitado a los ministros del PDL en el Gobierno a que valoren la oportunidad de presentar inmediatamente la dimisión para no ser cómplices, y no hacer cómplice al propio PDL, de otra odiosa vejación impuesta desde la izquierda contra los italianos”. Los ministros de inmediato renunciaron. “Esa carga impositiva es la suma de la grave violación de los pactos en que se basa este Gobierno y contradice el programa presentado al Parlamento por el mismo Primer Ministro”. Significa que se convoca a elecciones, amanecerá y veremos.