En la República Centroafricana se están desarrollando graves acontecimientos que ponen en riesgo la seguridad de la población; esto implica que son débiles las garantías para la integridad y la vida. En algunos países de África que fueron antiguas colonias francesas, belgas y británicas, luego de su independencia han tenido largos períodos de inestabilidad política, de golpes de Estado y graves problemas en materia de respeto a los derechos humanos.
Se recuerda lo ocurrido hace dos décadas en Ruanda, pequeño Estado del centro de África, situado a orillas de lago Kivu, antigua colonia germana, que luego de la I Guerra Mundial pasó a ser mandato belga. El enfrentamiento entre dos grupos étnicos, los tutsi y los hutu, que dejó miles de muertos. Se ha criticado la pasividad de la comunidad internacional frente al terrible desangre que aún suscita repulsión y cuestionamiento por la omisión de las potencias que habrían podido actuar para detener la macabra orgía. Esa nación aún se debate en la pobreza y el atraso. Existe un régimen de partido único. Han pasado 20 años de aquellos fatídicos hechos y todavía el mundo está en deuda con Ruanda.
Ahora es en la República Centroafricana donde se escenifica una situación peligrosa de violencia que ha causado más de 300 muertos en los últimos días.
Esta escalada de barbarie motivó la atención de Francia. Y en París el Gobierno decidió que era imperativa la intervención para enfrentar la violencia y restablecer la tranquilidad. Por tierra y aire han llegado refuerzos militares galos que prosiguen en su misión pacificadora iniciada el jueves. Las escenas en el aeropuerto de Bangui que mostró una cadena de televisión francesa de 300 soldados muertos fueron impactantes. En esta oportunidad el Gobierno de Francia puso en marcha el plan que busca evitar que las cosas empeoren y sigan las matanzas.
En los últimos años han sido reacios los gobiernos de países poderosos a involucrarse directamente en conflictos ajenos, como ocurre con Estados Unidos, luego de las incursiones en Irak y Afganistán. Es lo que ha impedido que haya más respaldo bélico a los rebeldes que luchan contra el gobierno de Siria. Sin embargo, en esta ocasión se trata de una intervención para frenar la violencia y evitar el exterminio de más seres humanos. Esta se configura como una acción armada en territorio extranjero para salvar vidas. Una prueba del temor de la gente, la llegada de miles de personas a refugiarse en proximidades del aeropuerto para salvarse. El Presidente francés ha organizado una reunión para tratar sobre la crisis en la República Centroafricana, a la que concurren el primer ministro de transición de ese país, Nicolás Tiangaye, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y dignatarios de países vecinos. Así que es evidente el interés de la comunidad internacional en que haya una solución que ponga fin a la violencia que sacude a esa república africana.