*Las denuncias de Zelensky ante la ONU
* Mucha retórica y poca acción de Occidente
Lo que urge en la guerra en Ucrania es una salida negociada rápidamente. De lo contrario la conflagración amenaza con extenderse y producir más muertos, heridos, desplazados, pérdidas económicas, destrucción generalizada y atentados al Derecho Internacional Humanitario (DIH). Al mismo tiempo que las consecuencias seguirán expandiéndose a nivel internacional y el mundo continuará con el desbordamiento inflacionario, el desabastecimiento de alimentos, la sin salida de los fertilizantes y el precio del crudo por las nubes.
Es inconcebible por tanto que, en vez de auspiciar algún punto de encuentro, lo que en el fondo se pretenda por parte de Occidente más bien sea un escalamiento de la contienda bélica. Porque, como están las cosas, pareciera auspiciarse la guerra en lugar de obligar a que se llegue a un final lo más pronto posible.
Ya está claro, como lo reiteró ayer en la ONU el presidente ucraniano Volodímir Zelensky, que el mismo Occidente dejó a su país solo en su lucha contra la invasión rusa. Ese es el punto central. Lo demás son aditamentos a ese hecho palmario que, a raíz de no enfrentar directamente las circunstancias por parte de los países democráticos, se transformó en un sinnúmero de sanciones económicas y diplomáticas contra Rusia, con el propósito de poner a Vladimir Putin contra la pared y llevarlo a su caída, más allá de cualquier cosa que ocurra en Ucrania. ¿Cuánto se demorará ese derrumbe, si algún día llega a ocurrir?
Por supuesto, el escenario ucraniano ha servido para poner de presente la pugna existente entre democracias y autocracias, entre un sistema de orden y libertades y un régimen coactivo y arrogante. Siendo entonces Ucrania la protagonista del sector democrático mundial, víctima según se ha dicho hasta la saciedad de una agresión no provocada, ¿por qué se le dejó sola y sin el debido respaldo militar para evitar la sangría a que ha sido sometida? Aplaudir su resistencia y heroicidad desde la galería, mientras ellos ponen los muertos y sufren la destrucción masiva, es sintomático de la evasión de las responsabilidades occidentales.
Por lo demás, la justificación de esta conducta ha sido la de anunciarle a Rusia una y otra vez que no se quiere llegar a una confrontación directa, mucho menos si esta puede implicar un desenvolvimiento nuclear (y por esa vía llegar a una tercera guerra mundial), pero en la misma medida se le han dejado las manos libres para proceder como a bien tenga en territorio ucraniano.
En esa dirección, el llamado a imponer las normas del DIH no debe hacer parte de la “guerra política”, sino de acciones jurídicas efectivas para quienes las violan. De lo contrario los hechos más graves de una conflagración como la de Ucrania terminan sumidos en el despropósito de las acusaciones políticas entre las partes. Y nunca llegan al fondo de lo que, en efecto, se pretende evitar o denunciar.
El caso concreto alude, por descontado, a las fosas comunes de Bucha, una pequeña ciudad en las afueras de Kiev, donde el gobierno ucraniano descubrió el fin de semana anterior, a raíz del repliegue de las fuerzas invasoras rusas de la zona, que decenas de personas habrían sido fusiladas antes de ser sepultadas y que al menos unas 300, acorde a la cifra dada por el presidente Zelensky en su alocución virtual de la ONU, habrían muerto de forma indiscriminada y en situaciones de indefensión en el perímetro, algunas de ellas torturadas o con las manos atadas.
Son actos que, efectivamente, podrían considerarse ipso facto entre las cláusulas del Estatuto Penal de Roma, pero que requieren ser clara y rápidamente tipificados. De hecho, el gobierno de Rusia sostiene que el caso corresponde a una escenificación o un montaje llevado a cabo por los ucranianos, mientras que estos se reafirman en sus denuncias, luego de las dramáticas grabaciones adelantadas en las redes sociales y confirmadas a través de imágenes satelitales que todo el mundo ha visto.
En todo caso, el punto radica en que Rusia, como Estados Unidos y China, no hace parte del Estatuto Penal de Roma y por tanto no existe jurisdicción del DIH frente a ninguno de estos países. Y mientras esto se discute, para ver cuál inciso o parágrafo cabe, o si es del caso recurrir a otros tratados, la guerra sigue su marcha.
En tanto, ¿existe algún plan real de Occidente para hacer que Putin se detenga? ¿Hay algún indicio fehaciente de que Crimea y la región de Dombás puedan regresar a ser territorio de Ucrania? ¿Acaso los rusos cederán el predominio ganado en el Azov y el Mar Negro? Mejor dicho, ¿hasta cuándo va a durar la guerra?