La India será en breve lapso la nación más populosa del planeta. Sobrepasará a la China en pocos años. Es un país que requiere impulso decisivo para dar el salto al desarrollo de todo su inmenso territorio. Las recientes elecciones generales realizadas mostraron, en especial a Occidente el potencial humano de un país cuyo crecimiento económico no es de cubrimiento general. Más de ochocientos millones concurrieron a votar, ejercicio que se prolongó por más de una semana. El ganador absoluto fue Narenda Modi, quien empezará a dirigir esta nación como primera ministro. Enormes regiones en la India soportan pobreza. Y a esto ayuda la estratificación. Allí funcionan las castas. Es un universo extraño para un occidental. Las diversas tendencias religiosas entre las que el hinduismo es la de mayor número de prosélitos hacen que la gente conserve tradiciones que se remontan a muchos años. Los contrastes entre miseria y opulencia son notorios. No obstante, la gente no cuestiona esa inequidad, precisamente por sus convicciones religiosas, en las que predomina la tesis de que cada cual tiene lo que se merece. Para ellos el ‘karma’ es una carga que pesa fuerte y se requieren muchas vidas, ‘reencarnaciones’ para quitárselo.
El respeto y acatamiento a los mandatos religiosos influye en el comportamiento general. La India, no obstante en el futuro puede ser una potencia con liderato global. Como es de imaginar los formidables retos para Modi son proporcionales a los grandes problemas que encara la India, con 1.250 millones de habitantes. Durante varios decenios, luego de la independencia de la India que fue colonia de Gran Bretaña, la dinastía Gandhi ha dominado la escena política. Empezó con la elección del primer gobernante de la India libre, Jawaharlal Nehru. Luego su hija, Indira Gandhi, lideró bastante tiempo, también primera ministra. Fue asesinada por radicales de la secta sikk. Ella había cifrado esperanzas en su hijo Sanjay Gandhi para las lides de la política y posible sucesor. Un accidente en el que murió Sanjay frustró este objetivo. Le tocó esta tarea a Rajiv, quien llegó al poder. Luego salió y continuó en la brega. Estando en campaña, en un mitin fue asesinado en un atentado con una bomba. El clan Gandhi continuó en la lucha política, con su Partido del Congreso. Estos últimos comicios fueron contundentes en el triunfo de Narenda Modi que derrotó a los Gandhi, obtuvo su partido la mayoría absoluta.
La India y el mundo mucho esperan del nuevo Gobierno que tendrá que afrontar los graves problemas económicos y replicar lo que ha hecho Modi en la región que ha gobernado durante tres años en la que logró crecimiento espectacular. Es lo que esperan todos los habitantes de la India pero integral, es decir todo el territorio.
Aquí también entra Estados Unidos que tendrá que mirar lo que ha ocurrido con la victoria de Modi, quien no goza de muchas simpatías en Washington por sucesos acaecidos en India hace unos años en los que murieron centenares de musulmanes y se supone indiferencia de Modi quien era gobernador del Estado de Gujarat, donde ocurrieron los hechos. Sin embargo, en otras partes del Mundo hay líderes que tienen el apoyo de EE.UU. a pesar de que en el pasado y aún hoy no son precisamente tolerantes y defensores de la libertad religiosa. Como sucede en Irak con su primer ministro Al Maliki.
En todo caso se abren expectativas para la India con el Gobierno de Narenda Modi. Y en Estados Unidos deben estar analizando la nueva situación surgida con el cambio de liderazgo en la India.