Francia define su futuro | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Abril de 2022

* Macron, la apuesta más segura

* Le Pen y los riesgos extremistas

 

A diferencia de los países de nuestra región, en donde los problemas sociales y el crecimiento de la población coinciden con el brote populista de extrema izquierda, con consignas que aducen ser del siglo XXI cuando en realidad conducen a una involución a tesis y modelos políticos y económicos arcaicos y fracasados, en Francia la disputa por el poder mañana se centra entre una opción conservadora y de centroderecha como la del presidente-candidato Emmanuel Macron frente a la alternativa extremista de extrema derecha que encarna Marine Le Pen. Uno y otra representan una visión y hoja de ruta tan distintas como contradictorias para la nación gala, sobre todo en un momento en el que no solo se afronta el desafío de la pospandemia así como la superación de retos y problemáticas internas de primer nivel sino que todo el continente sufre el embate de la guerra en Ucrania tras la agresión rusa.

En la primera vuelta el titular del Elíseo salió avante aunque con una ventaja corta sobre su rival, con quien cuatro años atrás también compitió. De inmediato, el resto de aspirantes y partidos se empezó a alinear en medio de un escenario en el que todos entienden que más que un mandato presidencial está en juego el futuro a corto, mediano y largo plazos de Francia.

Tanto en los actos de campaña como en el único y muy profundo debate entre Macron y Le Pen los temas más recurrentes han sido cómo recuperar calidad de vida tras el impacto pandémico, la seguridad urbana, la moderación en los impuestos, un plan de recorte al gasto público… Sin embargo, transversal a todo ello está el debate sobre la creciente inflación, las tarifas de los servicios públicos, la reforma pensional, el dilema migratorio y cómo amortiguar el cada vez más drástico coletazo social, económico y político del conflicto en Ucrania y el pulso de poder planteado por Rusia a la Unión Europea.

Vistas las encuestas y el ajedrez de las adhesiones y respaldos se puede decir que las fuerzas tradicionales y los partidarios del orden, que suelen ser mayoría en Francia, se inclinan por darle otros cinco años más a Macron, quien en su gobierno ha conseguido aumentar el prestigio e influencia francesa en el viejo continente. De hecho, las posturas de los candidatos ante la guerra son un punto diferencial a la hora de las urnas. Le Pen ha reconocido su admiración por Vladimir Putin, al tiempo que propone expulsar a miles de inmigrantes extranjeros. Esa tesis se contrapone con la actitud moderna de Macron, que no solo condena la invasión risa sino que es un dirigente de típico corte conservador ajeno a los discursos xenófobos y, sobre todo, a los extremos en las políticas de Estado.

El presidente-candidato se dedicó las últimas dos semanas a una intensa campaña en la que no solo ha profundizado en sus propuestas de inversión social y equilibrio económico, sino que acudió a las regiones de mayor votación de su rival en pos de allanar apoyos y advertir los riesgos de las propuestas de extrema derecha. Todo ello aumentó la tensión y debate proselitista pero le permitió al electorado tener una visión más realista de las diferencias entre ambos aspirantes. Le Pen, por su parte, se movió preferentemente en los centros urbanos en los que trata de aprovechar los brotes de inconformismo social para buscar respaldos a sus tesis extremistas. Frente a las críticas por su admiración de Putin, la candidata no se inmuta y replica que le agradan los ‘hombres de carácter’. Incluso amenazó con el retiro de Francia de la Unión Europea, aunque luego matizó ante el mal recibo de la idea.

¿Qué puede pasar hoy? Casi todos los analistas apuestan por la reelección del gobernante, aunque los restantes consideran que podría darse una sorpresa por el apoyo en los suburbios y barrios de los trabajadores a la postura xenófoba y ultranacionalista de Le Pen.  

También se advierte del riesgo que supone una alta abstención electoral, sobre todo por cuenta de los partidarios del Presidente que supongan que este va a ganar y no necesita de su voto.

Macron, con un programa de gobierno en el que el eje central es seguir sacando a Francia a flote y aplicar las reformas que el país necesita de una forma gradual pero objetiva, ha advertido a los franceses que la postura racial y xenófoba de la ultraderechista atenta contra la tradición democrática francesa, al tiempo que podría provocar una fuga de capitales, incertidumbre en las empresas y crisis en la economía. Obviamente perjudica a Macron la imparable y creciente inflación, un flanco débil en el que viene insistiendo su contrincante, que logra nutridos aplausos entre sus seguidores afectados por el alza continua de los precios de la canasta familiar.

Ese es el escenario electoral con que hoy los franceses asisten a las urnas para definir el futuro de su país. Cada voto cuenta en una competencia reñida en la que Macron aparece como la mejor opción.