EL presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, ha sorprendido a muchos europeos y colombianos, al hacer pública en Europa su decisión de solicitar a la Comisión Europea que sea abolida la Visa Schengen a los colombianos y peruanos. La crucial iniciativa de Rajoy tiene un historial genealógico interesante. El político español es un ferviente defensor de la hispanidad, en cuanto a los lazos indisolubles que nos ligan a los seres que hablamos el mismo idioma, tenemos raíces similares, sentimos, pensamos y vemos el mundo según paradigmas que han formado nuestro ser a través de los siglos, que nos identifican en el mundo y nos son comunes. Sentimientos que conservamos sin importar las distancias y evolución que nos separan o unen, a ambos lados del Atlántico, en medio de las crisis que sacuden nuestras naciones y de situaciones políticas, económicas y sociales que nos afectan para bien o para mal, unas veces a los hispanoamericanos y otras a los nativos de España o en conjunto. El Gobierno español consultó a su pueblo para decidir su ingreso a la Unión Europea. Por votación popular se aprobó la trascendental integración para conformar tan poderoso bloque de países. España recibió a cambio recursos para favorecer la infraestructura y el desarrollo, al tiempo que contrajo notables compromisos de distinta índole que involucraron su política interior, exterior, su moneda y el manejo económico. Por esos compromisos con la UE el gobierno del presidente Aznar estableció la visa Schengen. El ministro de la política del momento era Rajoy, quien debió cumplir con el mandato y la penosa tarea que contrariaba su concepto de hermandad hispánica, pese a sentirse defraudado debió proceder por deberes de alta política a cumplir el mandato europeo. Sin que por eso se afectara la esencia de la inconmovible unidad espiritual que representa el crisol de la hispanidad.
Rajoy cumplió de momento, los compromisos que en el seno de la UE le impusieron otras naciones, reafirmándose en su convicción íntima de que era positivo que los amigos de Hispanoamérica viajasen sin tantas trabas a España y Europa, como lo hacen los españoles hacia nuestros países. Y ese afecto entrañable por la hispanidad lo ratificó cuando, posteriormente, en una cálida ceremonia académica recibió el doctorado Honoris Causa en la Universidad Sergio Arboleda, que, antes, le había ofrecido verbalmente el rector Rodrigo Noguera, otro defensor de la hispanidad, en momentos en los cuales no se sabía cuál sería su destino político, puesto que acababa de ser derrotado por cuenta de la bomba terrorista de Atocha, que cambió la mayoritaria tendencia en su favor del electorado, al caer el pueblo en triste desconcierto que aprovecharon los manipuladores de los medios de comunicación en campaña negra para contrariar la intención mayoritaria del voto. Así que, al asumir el gobierno español, su primer viaje a Hispanoamérica, lo hizo a Bogotá. El político español en su intervención en la Sergio Arboleda destacó la importancia de profesar convicciones democráticas comunes en valores, en especial de respeto a las libertades y conformar: “una comunidad de naciones unida por una historia y una lengua compartida, pero ahora con nuevas oportunidades en el terreno económico, cultural, tecnológico, científico y educativo”. Allí manifestó cuál sería su papel como Jefe de Gobierno y amigo de Colombia: “Mi determinación es cooperar en un marco de libertad, igualdad, democracia y seguridad”.
En la definición anterior está la explicación de la decisión de asumir la iniciativa de solicitar a las autoridades europeas la abolición de la Visa Schengen, en un ejercicio de diplomacia abierta. Para Mariano Rajoy, al entrar en vigencia el Tratado de Libre Comercio con la UE, que permite movimientos libres de capital, inversiones, negocios para ambas partes, es una manifiesta contradicción, inconsistencia e injusticia, que se mantenga el obstáculo de la Visa Schengen. Y para poner en evidencia su inconformidad y enderezar el entuerto hizo pública se determinación.
Rajoy, al tomar la iniciativa en la UE a favor de los colombianos, en momentos en los cuales su país lucha con ardor por salir de la crisis económica y parece ver la luz en el túnel, llamó de inmediato al presidente Juan Manuel Santos, que, ese día cumplía años y quien recibió un fuerte aplauso para él y para el político español, cuando dijo: “Me llamó el Presidente del Gobierno español y me tenía un magnífico regalo de cumpleaños. Me dijo que iba a pedirle a la Comisión Europea para que Europa les quite a los colombianos la visa, a quienes visitan el viejo Continente. Y agregó: ese es el mejor regalo en del día de mi cumpleaños, esa es una gran noticia. Le agradecemos aquí desde Cartagena al Gobierno español, al presidente Rajoy, esa noticia tan importante". Es justo y fundamental que el libre comercio esté ligado a la libre movilidad de las personas.