· Banca y ajedrez internacional
· Apoyo a Argentina y Venezuela
EL presidente de China, Xi Jinping, tal como lo habían pronosticado los internacionalistas mejor informados sobre la política exterior de esa potencia, aprovecha su gira por Hispanoamérica para estrechar lazos con los países “amigos”, lo que en su lenguaje cauteloso tiene que ver en especial con lo económico. Según sus asesores la presencia de China en la región ha sido estudiada cuidadosamente por sus estrategas que, no solamente se ocupan de penetrar los mercados en los cuales se encuentran las principales materias primas fundamentales para alimentar los altos hornos de su industria y varios de los productos que consumen y exportan, sino están interesados en alianzas políticas estratégicas a largo plazo. En tal sentido la cumbre en Brasil de los Brics en la que participó muy activamente Xi Jinping, con los jefes de Estado de las otras potencias emergentes, como Rusia, Brasil, India y Sudáfrica, ha sido de las más productivas. La misma se efectúo tras varias reuniones de los equipos económicos de esas naciones, que supieron mantener la discreción hasta el momento solemne en el cual los gobernantes estamparon sus firmas en el documento que crea el Banco de Desarrollo, con un capital inicial de 100.000 millones de dólares. Cuya misión es financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible.
No se limita el acuerdo a crear ese músculo financiero para el desarrollo, se trata de actuar de manera combinada en favor de grandes proyectos comunes, también se tomó la trascendental decisión de formar un Acuerdo de Reserva de Contingencia, destinado en exclusiva a la ayuda a sus miembros en caso de dificultades financieras. Los entendidos sostienen que si esos países hubiesen tenido ese fondo en las pasadas crisis financieras habrían podido sortear la situación con mayor capacidad de juego y sin depender del FMI y el Banco Mundial, instituciones de las que no se retiran, se trata de depender menos de ellas. Puesto que en tiempos de crisis económica global, los préstamos se esparcen por diversos países y de pronto no llegan a tiempo para los grandes. La idea central es fortalecer la economía de las potencias emergentes con miras a elevar sus niveles de vida, capacidad de consumo y de producción, con miras al intercambio y complementación mutua. Lo mismo que se busca actuar de consuno en torno de los organismos internacionales en los que les interesa influir. Así como enfrentar la competencia. En un mundo globalizado aun las potencias con su inmenso poder buscan aliados, que tengan intereses comunes y les faciliten expandirse.
China le da una gran importancia a la relación privilegiada con Brasil, país con el que tiene un intercambio comercial que el año pasado superó los 90.200 millones de dólares, casi la misma suma con la que se inicia el Banco de Desarrollo. No se limita el presidente Xi Jinping, al respaldo activo a la creación de tan poderoso banco internacional, los inversionistas chinos están interesados en la compra de empresas estatales que se privatizan en la región y fueron en su momento un gran negocio que permitió que surgieran varios nuevos millonarios, que se quedaron con verdaderos monopolios o los vendieron cosechando inmensas ganancias. Los chinos consideran que están en condiciones de comprar empresas y financiar grandes proyectos de valor estratégico y que les producirán en el futuro pingües utilidades. Contrasta la visita de Xi Jinping y de Vladimir Putin, con las prioridades del presidente Barack Obama, que, por ahora, miran más a Europa, Medio Oriente y Asia.
Xi Jinping, ha sido recibido en Argentina y Venezuela, como un mesías, por cuanto esos dos países atraviesan por grandes dificultades de diversa índole. El gobierno argentino tiene problemas con los bancos e inversionistas extranjeros que compraron bonos, que Buenos Aires, pretende reconocer a conveniencia. En tanto la justicia en los Estados Unidos falla a favor de éstos y es posible que se desencadenen varios embargos a fondos oficiales argentinos en el exterior, lo que provocaría una corrida en el mercado financiero interno. La chequera china apareció con más de US$ 10.000 millones para sortear la situación. Y en Venezuela, que parece otro Titanic que se hunde a la vista de todos, donde no se consigue ni agua en las tiendas, China les tendió la mano con un nuevo préstamo que se pagará con petróleo, que apenas sirve como un tanque de oxígeno momentáneo.