El discurso del Presidente | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Agosto de 2012

* Todo estaba delineado desde 2010

** La paz por la razón o por la fuerza

 

La confirmación esta semana de diálogos exploratorios de paz con las Farc y la posibilidad de también adelantarlos con el Eln no responde a ninguna improvisación del gobierno Santos. Todo lo contrario, es coherente con una estrategia delineada desde el día cero de su mandato. La prueba fehaciente está en su discurso de posesión el 7 de agosto, del cual publicamos el texto y contexto que explican lo que hoy está pasando: 

“En medio de la voluntad y el tesón de más de 45 millones de buenos colombianos, subsiste, sin embargo, una ínfima minoría que persiste en el terrorismo y el narcotráfico, en obstruir nuestro camino hacia la prosperidad.

A todas las organizaciones legales las defenderemos y a las ilegales las seguiremos combatiendo sin tregua ni cuartel.

No descansaremos hasta que impere plenamente el Estado de derecho en todos y cada uno de los corregimientos de nuestra patria.

Con la consolidación de la seguridad democrática hemos avanzado en esta dirección como nunca antes, pero falta camino por recorrer.

Llegar a este final seguirá siendo prioridad, y desde ya le pido a la nueva cúpula de nuestras Fuerzas Armadas que continúe dando resultados y produciendo avances contundentes.

Al mismo tiempo quiero reiterar lo que he dicho en el pasado: La puerta del diálogo no está cerrada con llave.

Yo aspiro, durante mi gobierno, a sembrar las bases de una verdadera reconciliación entre los colombianos.

De un desarme real de los espíritus, construido sobre cimientos perdurables que no alimenten falsas esperanzas, que no permitan más engaños y que no conduzcan a nuevas frustraciones en un país que, desde lo más profundo de su alma ensangrentada, lo que más desea es la paz.

Tenemos que asimilar la lección del pasado y aprender de los errores cometidosen esta brega por superar una confrontación que hace demasiado tiempo nos desgarra.

Es cierto que quienes no aprenden de la historia están condenados a repetirla.

Pero el pueblo colombiano ha asimilado muy a fondo la suya.

Y por eso expresa, todos los días y en todas las formas, su rechazo a quienes persisten en una violencia insensata y fratricida.

A los grupos armados ilegales que invocan razones políticas y hoy hablan otra vez de diálogo y negociación, les digo que mi gobierno estará abierto a cualquier conversación que busque la erradicación de la violencia, y la construcción de una sociedad más próspera, equitativa y justa.

Eso sí –insisto– sobre premisas inalterables: la renuncia a las armas, al secuestro, al narcotráfico, a la extorsión, a la intimidación.

No es la exigencia caprichosa de un gobernante de turno.

¡Es el clamor de una Nación!

Pero mientras no liberen a los secuestrados, mientras sigan cometiendo actos terroristas, mientras no devuelvan a los niños reclutados a la fuerza, mientras sigan minando y contaminando los campos colombianos, seguiremos enfrentando a todos los violentos, sin excepción, con todo lo que esté a nuestro alcance.

¡Y ustedes, los que me escuchan, saben que somos eficaces!

Lo he dicho, y lo repito:

Es posible tener una Colombia en paz, una Colombia sin guerrilla, ¡y lo vamos a demostrar!

Por la razón o por la fuerza.

Sea el momento –en esta plaza que vio nacer nuestra libertad– para hacer un homenaje, el más justo de todos, a nuestras Fuerzas Armadas.

Mi saludo de gratitud a nuestros soldados, infantes de marina y policías que ahora mismo, hoy ¡ahora mismo!, arriesgan sus vidas por proteger las de todos los colombianos, así quienes me antecedieron y sucedieron en el Ministerio de Defensa.

¡Gloria y honor a las Fuerzas Armadas de Colombia!

Como su comandante supremo, trabajaré con las Fuerzas Armadas, y por las Fuerzas Armadas, para acabar de consolidar la seguridad y la tranquilidad en todo el territorio nacional.

Las próximas generaciones de colombianos mirarán hacia atrás y descubrirán, con admiración, que fue el liderazgo del presidente Uribe, un colombiano genial e irrepetible, el que sentó las bases del país próspero y en paz que vivirán…

¡Gracias, gracias, mil veces gracias, presidente Uribe, a usted y su familia, por dejarnos un país donde es posible hablar de progreso, de prosperidad,donde es posible hablar de futuro y es posible hablar de paz!

Hoy recibo ese legado con humildad y respeto, y proclamo que lucharé por consolidar y acrecentar su inmensa obra de gobierno.

No retrocederemos ni un paso en el sendero recorridoy, tal como lo prometí en mi campaña, avanzaremos desde la seguridad democrática hacia la Prosperidad Democrática.

Porque si este país, en estos dos siglos, ha alcanzado tantos logros de desarrollo en medio del asedio de los violentos, ¡ya verá el mundo de lo que somos capaces los colombianos cuando consolidemos la paz!”

7 de agosto de 2010 (Negrillas EL NUEVO SIGLO).