* Hoja de ruta del cuatrienio Peñalosa
* Despejar dudas que asoman en Concejo
El arranque de los debates en el Concejo de Bogotá al proyecto del Plan de Desarrollo de la administración Peñalosa, es crucial pues esa iniciativa no solo contiene la hoja de ruta de la capital del país para los próximos cuatro años, sino que marca un punto de inflexión luego de tres mandatos de izquierda, en los cuales si bien hubo algunos avances en política social, no se puede negar que el grado de desinstitucionalización de la ciudad y la constante accidentada gestión, con varios de los más graves escándalos de las últimas décadas a bordo, hicieron que la metrópoli perdiera el norte y quedara en peligro su estatus como el conglomerado político, económico y poblacional más importante del país.
El Plan, denominado “Bogotá Mejor para Todos”, tiene un monto plurianual de inversiones por 89,5 billones de pesos. Según la Administración Distrital, de estos recursos un 26,5 por ciento se destina al sector Educación; el 16,3 por ciento a Salud; el 9,9 por ciento a Hábitat; 8,8 por ciento a Integración Social; 4,0 por ciento a Cultura Recreación y Deporte; y 0,2 por ciento a Mujeres. La Secretaría de Planeación sostiene que el 65 por ciento de las intervenciones públicas estarán orientadas hacia sectores de la ciudad donde se concentra el 74 por ciento de la población más pobre y vulnerable de la capital. De esta forma, localidades como Usme, Ciudad Bolívar, Bosa, San Cristóbal, Suba y Rafael Uribe Uribe recibirán un importante porcentaje de intervenciones públicas representadas en colegios, jardines infantiles, centros de salud, vías, parques, andenes y adecuación ambiental. Todo ello enmarcado en un concepto rector de inversión social sostenible, es decir que los esfuerzos presupuestales tienen que tener efectos de alto impacto y largo plazo que mejoren de manera objetiva y tangible la calidad de vida de los casi ocho millones de habitantes de la ciudad.
Puesto a consideración del Concejo semanas atrás, el proyecto del Plan ya empezó a ser debatido en la respectiva comisión y, como es apenas obvio los distintos estamentos políticos, económicos, gremiales, sociales y locales han escudriñado el alcance de las metas propuestas, los esquemas de financiación planteados y su respectiva viabilidad. Se trata, sin duda, de un ejercicio en el que han salido a relucir espaldarazos muy contundentes a esa hoja de ruta gubernamental así como críticas y dudas sobre los objetivos planteados. Es precisamente todo ese análisis el que los concejales deben tener en cuenta ahora que empezaron a discutir de manera pormenorizada cada uno de los capítulos del Plan.
Un informe publicado en la edición dominical de este Diario, deja ver que las preocupaciones de los concejales van dirigidas a cuatro aspectos en concreto. El primero, que muchas de las inversiones contempladas tienen como soporte fuentes probables como la posible venta de acciones en Capital Salud o la ETB, nuevos impuestos, peajes intraurbanos y alianzas Público Privadas (APP). En segundo lugar, que los dos procesos de privatización señalados no serán fáciles de aterrizar y prueba de ello es la controversia que se generó en las últimas semanas, en donde se controvierte desde el proyectado presupuesto de ingresos, la conveniencia de la transacción en medio de un clima económico incierto y si es dable que el Distrito se salga de sectores estratégicos como la salud o las telecomunicaciones. En tercer lugar, hay peros de los cabildantes en torno a si alguna de las acciones y facultades que pide la Alcaldía no están invadiendo la esfera legislativa del Concejo. Y, por último, están los debates puntuales sobre el enfoque de algunas obras y programas en materia de salud, vivienda, el Metro, infraestructura de movilidad vial, espacio público, educación, integración social, cultura, deporte, política de género e incluso social, entre muchos otros.
Lo importante es que el análisis de cada uno de esos ítems se lleve a cabo de forma objetiva y proactiva, y que si es necesario ajustar metas y proyecciones presupuestales, se haga de consenso con la Administración Distrital. El Plan es, de lejos, una de las iniciativas más importantes de los cuatros años y la ciudad requiere que esa hoja de ruta quede confeccionada de la manera más integral y rápida. No hay lugar en estos momentos para discusiones menores ni intrascendentes. El Concejo tiene la palabra.