*Santos sin rival
*Candidatos deshojan la margarita
El Partido Conservador y las demás fuerzas políticas que trasiegan al vaivén de las elecciones tienen este año el compromiso de mantener o mejorar las fuerzas con que cuentan en el Congreso, que en el conservatismo son del 22%. Lo que le ha permitido jugar un papel decoroso en la coalición con el Partido de la U y las demás organizaciones políticas que apoyan al Presidente Juan Manuel Santos. La firme postura conservadora de apoyo al Fuero Militar resultó decisiva para que fuese aprobada, con lo que se evitó que los soldados de Colombia que exponen su vida por defender la sociedad y la soberanía nacional, bajo permanente amenaza de la subversión en armas, siguieran siendo enviados a prisión por cumplir su deber, considerados como criminales por defender su vida o la de un pacífico ciudadano al disparar contra los alzados en armas. Situación que habría conducido a la quiebra moral y la deserción de los más valientes y esforzados soldados. Sin la disciplina que mostró el conservatismo a lo largo de más de un año en defensa de la candidatura de Alejandro Ordóñez a la Procuraduría, como de su gestión, la misma habría naufragado. El firme respaldo del partido a los ministros conservadores y el apoyo en momentos cruciales a los otros ministros de la coalición en apuros, dadas las circunstancias, ha sido por decir lo menos casi que providencial. Si no que lo diga la cancillera María Ángela Holguín.
Del respaldo invariable del conservatismo al Gobierno con lealtad y generosidad, sin importar el natural desgaste, depende en gran parte el éxito de sus ministros que tienen el manejo económico, agrícola y del ambiente, como el importante ministerio de Defensa, puesto que, así el titular no haya tenido mayor militancia política, por sus talante y el caminado parece conservador. Dichos funcionarios por su labor e inmensas responsabilidades, casi a diario los destacan los reflectores de la televisión y los comentarios y noticias de los medios. Y como tales aparecen en el sonajero de los candidatos presidenciales, con la excepción de Juan Camilo Restrepo que es un estadista reconocido de vieja data, sin importar el cargo que transitoriamente ocupe en el Gobierno. El Congreso, que durante doscientos años se constituyó en el centro de la política colombiana, se encuentra un tanto disminuido puesto que por primera vez en la historia por cuenta de la Carta de 1991, ahora la Corte Constitucional, se da el lujo de legislar y no se ocupa solamente de las leyes en cuestiones de forma como lo dicta la Constitución. En nombre del Estado Social de Derecho mete la cucharada en todos los asuntos. Algo verdaderamente absurdo en un sistema en donde las leyes y los actos legislativos tienen un trámite cuidadoso y riguroso, fuera de contar con el respaldo electoral de millones de colombianos y que en el caso de las leyes ordinarias deben ser refrendadas por el Presidente. Claro, con la tradición política nuestra y un régimen presidencialista no concuerda la existencia de la Corte Constitucional, más propia y esencial en el sistema parlamentario. Manes de la copia de constituciones como la alemana y la española por parte de algunos de los constituyentes de 1991, que tuvieron iniciativas positivas, sin atender en algunos casos la realidad política, cultural y social del país.
La moderación del Partido Conservador, su compromiso con el orden y la coalición que apoya al presidente Santos, ofrece, también, desventajas y numerosas ventajas. Santos, no tiene contendor en caso de que decidiera lanzarse de nuevo al ruedo en busca de la reelección. Y si apoya al ministro Germán Vargas, como eventual sucesor suyo, éste arrancaría con ventaja. El único que tiene un potencial propio, capaz de rivalizar con el poder y la popularidad del inquilino de la Casa de Nariño, es el expresidente Álvaro Uribe, quien está impedido de ser candidato presidencial. Por lo que en los círculos mejor informados de la política se especula con la posibilidad de que varios expresidentes encabecen listas partidistas para contrarrestar la enorme popularidad de Uribe. Popularidad, que, dicho sea de paso, lo es más por su postura política contra las Farc, que por ser expresidente. Como las elecciones al Congreso contribuyen a perfilar las aspiraciones presidenciales de los candidatos de partido, el senador Efraín Cepeda sostiene que: “cuando se abran los partidores de las precandidaturas presidenciales, los que se sientan conservadores de cualquier matiz podrán inscribirse en el partido”. Y como Presidente del Partido Conservador insta a la dirigencia con ambiciones presidenciales a que se lance al ruedo. Hasta ahora Marta Lucía Ramírez, Luis Alfredo Ramos y José Félix Lafaurie intentan dar a conocer sus tesis. Mientras, otros, como el exministro Juan Carlos Echeverry deshojan la margarita.