Un octubre negro
Más inversión oficial para crecer
Se vive en el país un cuadro en la situación económica similar por los contrastes de claroscuro que se da en la pintura por el efecto de las luces y sombras. Es evidente que los negocios, la inversión extranjera y nativa han crecido de manera ostensible, lo mismo que tenemos más de dos millones de personas que han salido de la pobreza absoluta, las cifras de desempleo son las mejores de la región El cambio positivo de Colombia en las finanzas y crecimiento económico lo alaban los medios especializados del exterior, las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto en el primer trimestre superaron los mismos cálculos del Banco Central y del Gobierno, lo que nos coloca entre los mercados con mayores posibilidades y atractivos de la región, atraídos por el peso revaluado y la mayor capacidad adquisitiva de la población. Se critica que aún persiste cierta inseguridad jurídica, lo mismo que serios problemas estructurales, cambios súbitos en las reglas de juego de las finanzas, así como la violencia terrorista.
Según el séptimo reporte dado a conocer por la reconocida firma Deloitte sobre Potencias Globales de la Industria de Productos de Consumo, Colombia, México y Filipinas, forman parte de los mercados emergentes que, mantendrán en el futuro un comportamiento positivo, gracias a que cuentan con gobiernos estables, industrias competitivas y condiciones demográficas favorables. Según ese informe especializado “250 compañías de productos de consumo más grandes del planeta, que operan en Colombia, generaron ventas por un valor superior a los 3.1 billones de dólares, siendo la facturación de las ventas en cifras redondas de 12.500 millones para cada una de las compañías”.
Es preciso tener en cuenta que la economía colombiana en los últimos años depende de manera sustancial de la explotación de los hidrocarburos y la minería. Así que noticias como la de ayer que registran que el petróleo abrió a la baja en Nueva York, en parte por los informes especializados que indican una posible disminución en la demanda en Asia y Europa y altas reservas en algunos países, pese a la crisis en el Medio Oriente. Un punto a la baja afecta en varios miles de millones a Colombia, puesto que más del 60 por ciento de nuestras exportaciones provienen del crudo y la minería. Así que la caída internacional de los precios afecta las cuentas oficiales y los planes de desarrollo, fuera de incrementar el déficit exportador. Tema que se torna preocupante cuando se observa que a diario las Farc aumentan los frecuentes atentados contra la industria petrolera colombiana en sus diferentes renglones, desde la quema de vehículos de transporte de crudo y gasolina, como de oleoductos y fuentes de energía. En Antioquia, La Guajira, Cauca, Nariño, Putumayo y otras regiones se han multiplicado los atentados terroristas, con muertes, cuantiosos daños y pérdidas multimillonarias. Varias poblaciones se encuentran sin luz por la voladura de torres y la población vive en la zozobra, sufre graves pérdidas por cuenta del desabastecimiento, la inseguridad y las constantes amenazas de los violentos. Ecopetrol se ha convertido en blanco predilecto de los violentos por los atentados, que se extienden al sector privado. Sin la acción valiente y constante de los soldados el incendio se extendería incontenible por el país.
Los servicios de inteligencia del Estado corroboran el creciente aumento de los ataques a la infraestructura petrolera y los contratistas de la misma, con miras a un octubre negro. Se trata de mostrar al Gobierno la capacidad de daño de la subversión y que para el efecto no dependen del número de efectivos, sino de la mística y capacidad operativa de sus comandos entrenados en los secretos del terrorismo. La finalidad es rebajar la moral de la sociedad. En medio de las conversaciones en La Habana, como lo señala el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, se busca presionar al Gobierno para que se allane a su voluntad. Por supuesto el Estado no va a ceder y las Fuerzas Armadas siguen vigilantes y alerta para adelantarse a los terroristas y conjurar varios de los atentados, combatir a los responsables y aumentar la protección a los trabajadores de la industria petrolera y eléctrica, lo mismo que a los transportadores y la población local.
En las grandes urbes de Colombia y las medianas se incrementa fatalmente el consumo de productos importados favorecidos por la revaluación del peso, entre las más altas del mundo. En ese complejo claroscuro, el afán del Gobierno por fomentar la navegación del río Magdalena y la infraestructura nacional con inversiones billonarias se torna en el punto estratégico fundamental, puesto que al aumentar la inversión en esos campos mejorará la capacidad adquisitiva de los contratistas, de los trabajadores y la de la población dando un sano impulso a la economía, todo lo cual debe favorecer a la industria y el comercio nativos.