La mayoría de las hipótesis que se divulgan internacionalmente sobre el affaire Nisman tienden a corroborar versiones que implican al Gobierno argentino en un complot con el régimen de Teherán, que el fiscal Alberto Nisman, quien apareció muerto en su residencia, estaba por develar. Dicha trama que investigaba el fiscal se ocupaba del atentado de 1994 a AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) que les costó la vida a varias docenas de civiles inermes. Lo que no quiere decir que esa sea la verdad procesal, es preciso sopesar otras versiones, mientras se esclarecen los hechos. Lo que ocurrió en esta trama que le costó la vida al fiscal, apenas se está investigando y apunta en complejas y diversas direcciones. Por lo que, según el magistrado Rodolfo Canicoba Corral, por la información dada por Nisman a los medios, éste habría cometido una serie de irregularidades, como sobrepasar sus funciones, puesto que debía centrarse en el caso y no abrir investigaciones distintas, que correspondía trasladar a otras instancias.
Como se recuerda, el fiscal Alberto Nisman había anunciado que estaba por comparecer en horas ante una comisión de la Cámara de Diputados para exponer su denuncia contra la Presidenta y varios de sus colaboradores más próximos por “decidir, negociar y organizar la impunidad de los prófugos iraníes en la causa AMIA con el propósito de liberar a los acusados y fabricar la inocencia de Irán”. Los principales acusados en el affaire serían la Presidenta y el canciller, Héctor Timerman, como importantes dirigentes kirchneristas, de encubrir a los altos cargos iraníes. Es evidente que al aparecer muerto el fiscal antes de cumplir su compromiso en la Cámara de Diputados, el Gobierno quedaba en la picota pública. Mas lo peor es que la señora Cristina Fernández lanza una versión por internet dando como un hecho probado el suicidio del fiscal Nisman...
El ministro de Economía argentino, Kicillo, desmiente las motivaciones de la imputación a la Presidenta, en cuanto: “la denuncia implica una soberana estupidez en términos energéticos y económicos", puesto que “a Irán no se le puede comprar petróleo, porque es muy rico en azufre, que no es compatible con las necesidades de nuestro país” y “el trigo nuestro es privado”. Amanecerá y veremos.