- Ahora renunció la Vicepresidenta
- De Correa al avance del caso Odebrecht
La corrupción en el Ecuador es de vieja data. Está ligada a la explotación de hidrocarburos, la minería, la contratación pública y el maniobrerismo del sector privado. Lo que más llama la atención es que el flagelo se multiplicó con la llegada al poder del llamado “Socialismo del siglo XXI”, en cabeza del demagogo Rafael Correa, quien prometía acabar de raíz con todos esos malos manejos. Pero la debilidad del Estado y sus instituciones facilitan que los aventureros de la política se tomen por asalto los altos cargos y deslicen sus sucias manos por el tesoro público.
Según los analistas locales, la decadencia del Poder Legislativo bajo el gobierno de Correa determinó que este se tomara por asalto las instituciones, modificara la Constitución y sometiera a su voluntad a los militares, lo mismo que a la justicia, al tiempo que estableció un asfixiante control sobre las levantiscas de organizaciones indígenas y los sindicatos. Lo que coincide con la presión extrema a los medios de comunicación independientes o de la oposición mediante agresivas acciones judiciales en contra de sus dueños y la compra de los mismos por agentes afines a la corrupción oficialista.
Incluso antes de finalizar el gobierno Correa, los escándalos por los negocios ilícitos de sus agentes más cercanos habían sacudido a la opinión pública de ese país. Su exministro de Hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli, debió huir del país y convertirse en prófugo de la justicia, lo mismo que varios de sus subalternos. Algunos ex gerentes de la estatal Petroecuador están presos o escaparon al exterior. En el domicilio de uno de ellos, Marco Calpoviña, al cumplir las autoridades con un allanamiento, encontraron miles de dólares en fundas de papel ocultos en el cielo raso. La construcción de la refinería de Esmeraldas, que inicialmente estuvo calculada en 170 millones de dólares, terminó con un sobrecosto de 2.200 millones.
Es de anotar que algunos de esos escándalos fueron denunciados en los medios y redes sociales por periodistas independientes. Se señala allí a Correa de haber creado la figura de “giro específico de negocios”, que permitió la contratación y la subcontratación, incluso, con empresas constituidas para desfalcar las entidades estatales. Los famosos “Papeles de Panamá”, el escándalo surgido tras quedar al descubierto miles de empresas de fachada en el istmo que movían millonarias sumas, confirmaron la trama de corrupción y el expolio de dinero de la estatal petrolera ecuatoriana, que fue a parar a cuentas “off shore”. La Fiscalía de la nación suramericana apeló a la reciprocidad judicial de Panamá y la respuesta reveló millonarias transferencias que realizaron empresas contratistas estatales a las cuentas de los agentes de Correa.
De otro lado, los jueces investigan la modalidad de venta anticipada de petróleo a China, en la que participaron intermediarios ecuatorianos adictos al pasado régimen socialista, mediante la cual estos recibían un dólar por cada barril exportado.
También está el caso de Jorge Glas, el ex superministro de Correa, luego vicepresidente suyo y también de Lenín Moreno, que al ser destituido agravó la pugna con el exmandatario por numerosos negocios ilícitos en los que estaría envuelto. Así las cosas, serían miles de millones de dólares de la corrupción en los que Correa aparece como elemento decisorio.
En lo que se refiere al caso Odebrecht en Ecuador, el embajador de Brasil en Quito, Sérgio Augusto de Abreu de Lima, contó de una reunión del 16 de mayo de 2005, cuando Correa era ministro, con ejecutivos de la cuestionada multinacional. Allí se convino la construcción de la central hidroeléctrica Toachi - Pilatón, una modificación del aeropuerto del Tena y un crédito de 40 millones de dólares. El acuerdo con Correa garantizaba que la compañía brasileña participaría, como “primer oferente”. Los negocios siguieron viento en popa durante el gobierno ya del presidente Correa, aunque las investigaciones avanzaban en cámara lenta.
La historia de Glas parece repetirse con la vicepresidenta María Alejandra Vicuña, acusada de pedir dinero a sus colaboradores y de varios negocios turbios. Señalamientos que desembocaron en que esta semana renunciara al cargo para afrontar como particular las pesquisas.
En medio de todo ello sobrevive la figura del presidente Lenín Moreno. Tanto en los casos de corrupción del anterior gobierno y como en los que han descubierto en el suyo, siempre respalda las investigaciones judiciales e insiste en combatir la corrupción de manera implacable, caiga quien caiga.
Como se ve, Ecuador sigue sin dejarse rendir ante la espiral de corrupción. El actual gobierno trata de concentrarse en el futuro pero los escándalos de corrupción de su antecesor y ahora de sus ex vicepresidentes lo siguen poniendo en el ojo del huracán.