Dólar enciende alarmas | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Mayo de 2016

·       Petróleo sube y FED siembra incertidumbre

·       Revaluación de la divisa empujará inflación

 

El mercado del dólar ha evidenciado este año, una vez más, que es muy voluble y así como semanas atrás tuvo una descolgada que incluso hizo pensar a no pocos analistas que la cotización iba rumbo a los 2.800 pesos por divisa, ahora al cierre de esta semana volvió a superar los 3.060 pesos. Esta nueva tendencia revaluacionista de la divisa ha generado un dilema económico, pues no pocos expertos indican que no es normal que el dólar en Colombia y en muchas otras plazas del mundo se fortalezca frente a las monedas locales cuando, de forma paralela, se está recuperando el precio del petróleo.

No hay que olvidar que el precio del barril del crudo tuvo un comienzo negativo este año, al punto que llegó a estar por debajo de los 25 dólares y no faltó quien pronosticará que la caída podría ser aún mayor, llegando incluso a los 20 dólares el barril o menos. Esa percepción se acentuó todavía más después no sólo del regreso de Irán al mercado, sino tras el fracaso de un nuevo intento de los países productores para recortar la oferta. Lo cierto es que el crudo tomó la senda de la recuperación desde hace más de un mes, no solo al mantenerse por encima de los 40 dólares, sino que la última semana alcanzó a rozar los 50 dólares en la bolsa de Nueva York, su cotización más alta desde noviembre pasado. Los analistas indican que es difícil que se vaya a descolgar el precio drásticamente en el corto plazo, en gran parte porque la apreciación se debe a una caída en las reservas y producción de crudo de Estados Unidos, algo que no se corregirá de una semana para otra, mientras que la demanda global de hidrocarburos sí se mantiene estable. El único aspecto coyuntural en todo este escenario han sido los incendios forestales en zonas petroleras de Canadá.

¿Entonces por qué el dólar volvió a la senda de la revaluación en Colombia? Los expertos nacionales e internacionales, así como el Banco de la República y el propio Gobierno consideran que gran parte de la respuesta se encuentra, no tanto en las apropiaciones estacionales de divisas que realizaron muchas empresas en semanas recientes para cumplir obligaciones y financiar operaciones, sino fundamentalmente en la expectativa que existe sobre una inminente decisión  de la Reserva Federal estadounidense para subir, de nuevo, sus tasas de interés. Se afirma, incluso, que podrían darse dos reajustes, uno en junio o julio, y el otro al cierre del año. Un pronóstico que se reforzó con los más recientes informes sectoriales de varios rubros productivos norteamericanos, ya en sendero positivo estable, en tanto que Wall Street advierte un regreso de muchas inversiones a ese país, así como un clima económico global menos accidentado, lo que transmite cierto nivel de estabilidad al panorama estadounidense.

De todas maneras, a nivel local, que el dólar vuelva a ponerse por encima de los 3.000 pesos termina siendo una mala noticia para la expectativa que existía en torno a que la inflación empezará a ceder en este segundo trimestre. En los cuatro primeros meses de este año el costo de vida ya ha crecido 4,07 por ciento y los alimentos continúan siendo el grupo de mayor presión. Como se sabe, una divisa cara impacta sobre los productos importados y golpea el bolsillo de los consumidores, como ha ocurrido en el último año.

Hasta el momento la medida del Banco de la República de salir a subastar cientos de millones de dólares, con el fin de frenar la revaluación, no tuvo el efecto esperado, aunque sí le quitó ritmo a la escalada de la cotización. Distintos sectores consideran que el Emisor tendrá que intervenir de manera más decidida, al menos para mantener la cotización no muy por encima de los 3.000 pesos, que si bien no es la más potable al menos sí es más manejable para el actual panorama económico y fiscal, en el que el petróleo subiendo aún no tiene efecto tangible sobre los ingresos de la nación.

Habrá que esperar a ver cómo evoluciona ese escenario en donde la correlación del dólar, el petróleo y las movidas de la FED ya no son tan previsibles como antes e incluso generan impactos cruzados que son difíciles de explicar.