* Causa diez millones de muertes por año
* Prevención y detección temprana, claves
En el mundo de hoy una de cada tres personas está destinada a padecer cáncer, enfermedad que ocasionó casi diez millones de muertes en 2018 y es la segunda causa de decesos en el planeta, después de las patologías cardiovasculares. La noticia alentadora es que, gracias a los avances de la medicina en la materia, al menos una de cada dos personas que lo padecen se podría curar completamente.
Hoy se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, dedicado esta vez a crear conciencia y estimular acciones para fortalecer el acceso a la atención de calidad, con procedimientos como tamizaje, detección temprana, tratamiento y cuidados paliativos.
Desarrollar acciones de ese tipo es fundamental en el continente americano, en el cual se diagnosticaron cuatro millones de nuevos casos en 2020 y se registraron 1,4 millones de muertes.
La enfermedad se produce cuando ocurren cambios en grupos normales de células, los cuales generan crecimientos anómalos -tumores-, que tienen tendencia a seguir aumentando de tamaño y diseminarse en otras partes del cuerpo, en especial los órganos así como los sistemas circulatorio, digestivo y nervioso, principalmente.
En nuestro continente, los tipos de cáncer más comunes entre las mujeres son el de mama, colorrectal, pulmón, cervical y útero. Entre los hombres priman los de pulmón, próstata, estómago, colorrectal e hígado.
El cáncer se origina por malos hábitos alimenticios, por fumar, beber alcohol y también por algunas infecciones crónicas, como el virus del papiloma humano, hepatitis B o C, o por H pylori.
El énfasis de la Organización Mundial de la Salud en la urgencia de actuar contra esta enfermedad se sustenta en que si hay prevención y detección temprana, más de un tercio de los casos se pueden detener y otro tanto curar.
La medicina ha logrado impresionantes avances en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, aunque lamentablemente estos están concentrados en los países más ricos. De hecho, el 65% de todas las muertes por esta enfermedad ocurre en países pobres o de ingresos medianos. Incluso dentro de las naciones de mayores ingresos, la mortalidad se concentra en las comunidades de bajos recursos y vulnerables, como indígenas, refugiados e inmigrantes, entre otros.
Eliminar los principales factores de riesgo es una tarea aparentemente sencilla que se basa en evitar el consumo de tabaco y de alcohol, comer más frutas y verduras así como hacer actividad física regularmente. Los altos índices de casos y el crecimiento de la morbilidad en todo el mundo reflejan, sin embargo, que los planes y acciones que se adelantan desde organizaciones gubernamentales y privadas sobre el particular solo logran, hasta ahora, resultados muy limitados.
La Organización Mundial de la Salud estima que la carga mundial por cáncer crecerá 60% durante los próximos 20 años, lo cual representa un aumento de 30 millones de nuevos casos para el 2040, la mayoría en países de ingresos bajos y medios. En Latinoamérica aumentarán 55%, es decir 6,2 millones de personas para el final de la cuarta década de este siglo. Esto en definitiva representa sufrimiento para pacientes y sus familias así como enormes responsabilidades económicas para los Estados, en particular para los que tienen sistema de salud débiles
Hay factores de riesgo que son inmodificables, como la edad, genética, antecedentes cancerígenos y sistema inmunológico. Pero también hay muchos otros que son evitables, como es el caso del sobrepeso, alcoholismo, tabaquismo, radiación ionizante y riesgos laborales, entre otros.
Lograr que la población conozca estas realidades es fundamental para presionar acciones estatales en busca de equidad en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. También es clave para cambiar conductas y comportamientos de la gente con miras a prevenir y evitar la enfermedad.
Por eso, la comunidad mundial del cáncer considera fundamental aumentar la alfabetización política y la pedagogía a las personas de todas las edades acerca de esta patología. Esto es imperativo para lograr una aproximación a la enfermedad, libre de pánicos y de conceptos erróneos. También lo es para erradicar los hábitos y costumbres cotidianos que la producen. Hay un conjunto de acciones que buscan un impulso grande y sostenido a la detección precoz, al acceso a tratamientos de calidad y de la atención médica y psicológica a los supervivientes. Este es otro frente de la salud donde ya existen los instrumentos y los medicamentos para enfrentar la enfermedad, pero lamentablemente quienes no cuentan con recursos económicos no pueden acceder a ellos. En ese orden de ideas, mientras se logra el acceso universal a esos tratamientos y terapias, la mejor lucha contra el cáncer es la prevención y la detección temprana.