Sin duda alguna es muy positivo el dato de inflación, con corte a julio, que reveló el DANE, según el cual el costo de vida en el último año bajó a 6,86 %, mientras que en lo corrido de 2024 se ubica ya en 4,32 %.
Se trata de una muy buena noticia si se tiene en cuenta que el índice de precios al consumidor (IPC) retomó la senda a la baja después del estancamiento en mayo y el crecimiento en junio. Esto despeja, momentáneamente, los temores en torno a que en este segundo semestre se presente una escalada inflacionaria que aleje la posibilidad de que a diciembre próximo el indicador termine alrededor del 5,5 %.
Ahora bien, no es momento de cantar victoria, toda vez que hay una serie de circunstancias que amenazan la tendencia a la baja. De un lado, si se revisa el reporte del DANE sobre la inflación en el año corrido, se constata que rubros como arriendos, agua, electricidad, gas, así como otros combustibles, al igual que alimentos y bebidas no alcohólicas, siguen generando una presión muy alta en la canasta familiar.
De otro lado, es necesario precaver lo que será el impacto del fenómeno climático de La Niña en lo que resta de este año y comienzos del próximo, tal como ya lo han advertido varios ministerios y gremios. El esperado aumento del régimen de lluvias y bajas temperaturas, sobre todo a partir de octubre, afectará los ciclos de cosechas y producción de alimentos, presionando sobrecostos en los mismos.
Por otra parte, está por verse cuál será el efecto en el transporte de carga y el precio final de los principales alimentos y víveres que tendrá el recién aplicado aumento en los peajes. Como se recuerda, a partir del pasado 1° de agosto las tarifas en las carreteras administradas por el Invías y las concesionadas se incrementaron un 4,64 %, constituyéndose en el segundo reajuste este año, tras el aplicado de 13,2 % en enero pasado. Y aún queda pendiente otro reajuste en este 2024.
De igual manera, hay que estar a la expectativa en torno a qué pasará con el precio del diésel, ya que en medio de la crisis fiscal y de financiamiento del Gobierno nacional, el ministro de Hacienda indicó que resulta inaplazable comenzar un esquema de reajuste en el valor de este combustible, que sería de $6.000 en lo que resta este año y comienzos del próximo. Si bien es cierto que estas negociaciones llevan varios meses con los transportadores sin dar luz verde, el déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles ya es insostenible para las finanzas estatales.
Por lo pronto, la inflación a julio constituye un nuevo aliciente para que el Banco de la República, en su próxima reunión de junta directiva, a finales de septiembre, siga bajando sus tasas de interés de referencia (hoy en 10,75 %), con el fin de abaratar más el crédito y aumentar la liquidez a la economía, empujando la reactivación económica. No se puede perder de vista que la mayoría de los pronósticos coinciden en que el producto interno bruto a diciembre de este año no crecería más allá del 1,5 % o 1,8 %, un desempeño a todas luces pobre.