Importantes decisiones recientes ha tomado el Gobierno nacional en relación con cuestiones que afectan a la población en general. Entre éstas destaca el control al precio de diversos medicamentos cuyos precios prohibitivos para la inmensa mayoría de enfermos los tornaban imposibles de adquirir, con las consiguientes consecuencias, inclusive fatales para los pacientes. Es indudable que esta normativa es de beneficio común. Aquí los costos de fármacos exceden por mucha diferencia a los de la región y aun en naciones de alto desarrollo donde los ingresos son superiores, los remedios son más baratos. Esto comprueba que en nuestro medio son elevados de manera artificial con fines especulativos. De ahí la urgencia de poner coto a los abusos de comercializadoras de medicinas y laboratorios.
Otra iniciativa gubernamental de indudable trascendencia es la relativa a la vigilancia de precios de abonos e insumos agrícolas. Como casi todos los cultivos requieren de éstos, sus altísimos costos hacen que sembrar resulte a la postre ruinoso para quienes persisten en trabajar la tierra y no venirse para las ciudades a aumentar los cinturones de miseria urbanos.
Para que el sector primario de la economía arranque se requieren políticas serias de apoyo a los agricultores y ganaderos. El campo continúa como despensa de las metrópolis y quienes abastecen centros comerciales y plazas de mercado son determinantes para la seguridad alimentaria del país.
Las medidas han sido producto de análisis y de la sugerencia de la Comisión de Insumos Agrícolas y Pecuarios que se creó luego de los compromisos del Gobierno con representantes de los campesinos en las protestas de 2013. La adquisición masiva de insumos mediante la Bolsa Mercantil de Colombia -BMC- es una estrategia adecuada para disminuir intermediación y garantizar precios justos de fertilizantes y demás elementos para la agricultura. Aunque hay reparos de distribuidores en el sentido de que los vaivenes del mercado rigen precios de materias primas, en la mayoría de países el agro tiene protección estatal, con cuantiosos subsidios. Además, en Colombia, la mayoría de productos básicos para agricultura son importados. Y cuando llegan las compañías determinan las presentaciones comerciales. Cuanto se haga en favor de la ruralidad es bienvenido y de beneficio común. Se destaca asimismo la expedición de tarjeta de crédito del Banco Agrario para la compra de fertilizantes y otros elementos indispensables para cultivar la tierra. En esto resulta clave el pago en ciclos productivos. Son acciones positivas en favor del sector rural colombiano que sin duda producirán buenos resultados y van a impulsar la producción de alimentos. Además, morigeran en algo la afectación por cuenta de la competencia de los TLC suscritos por Colombia con distintos países, en los que la agricultura recibe generosos subsidios estatales.