La reunión esta semana entre la cúpula gremial y el ministro de Defensa para analizar la difícil situación de orden público en el país y los hechos de violencia que afectan directamente al sector productivo no solo es urgente, sino que debe ser el punto de partida para delinear una hoja de ruta permanente y objetiva sobre la estrategia de protección al empresariado, los trabajadores, la infraestructura y la rentabilidad misma de la iniciativa privada.
Hace tres semanas publicamos los testimonios de varios dirigentes gremiales, especialmente de los transportadores, bananeros y de la caña de azúcar, sobre la complicada situación de orden público que estaban enfrentando por una escalada de extorsión, amenazas, atentados a sus trabajadores y plantas, así como por bloqueos viales, hurtos y otras afectaciones.
De igual manera, se hizo referencia a cómo este clima de inseguridad no solo estaba aumentando los costos de producción en muchos nichos, sino obligando incluso a cerrar negocios, restringir operaciones o contratar seguridad privada adicional.
De acuerdo a los informes de las autoridades, detrás de esta ola de violencia sobre las actividades económicas están tanto la delincuencia común y organizada, como también los grupos armados ilegales con los cuales el Gobierno está adelantando sendos procesos de diálogo y negociación de paz, y con los cuales está vigente un acuerdo de cese el fuego.
Lamentablemente, la tendencia del Ejecutivo a considerar toda denuncia sobre crisis y problemas como un acto de oposición política, dificultó en meses recientes la posibilidad de que gremios y Mindefensa se sentarán a analizar qué es lo que está ocurriendo sector por sector.
Tras la reunión del pasado martes, lo importante ahora es que los compromisos asumidos por las partes se cumplan, sobre todo por parte de las autoridades. Es evidente que se requiere un plan de choque distinto para cada rubro productivo. Y no solo en materia de mayor acompañamiento y vigilancia de las autoridades, sino también de operaciones de inteligencia que permitan identificar a las redes criminales que están detrás de los ataques y amenazas a los empresarios.
Nada más grave para la economía, principalmente, en un año en donde se mantendrá la descolgada del Producto Interno Bruto, al punto que la apuesta más optimista sobre crecimiento en 2024 apenas llega al 1,8%, que el que muchas actividades industriales, comerciales, agropecuarias y de generación de productos, bienes y servicios continúen restringiendo sus operaciones por cuenta del asedio de los delincuentes.