La mayoría de los informes sobre los factores de inseguridad en América Latina e incluso en Estados Unidos tienen a la banda delincuencial de alcance transnacional ‘Tren de Aragua’ como una de las principales amenazas.
Los informes de distintos países alertan que esta organización criminal no solo se ha expandido en la parte sur y centro del continente, sino que ahora está tomando un papel cada vez más protagónico en el microtráfico, la trata de personas, extorsión y otros delitos de alto impacto en México y Estados Unidos.
En nuestra edición dominical consultamos a varios expertos sobre lo que está ocurriendo con el ‘Tren de Aragua’ en Colombia, quedando claro que esta banda delincuencial se ha ido adueñando de enclaves criminales en distintas capitales del país, ya sea porque desplazó organizaciones locales o porque se asoció con ellas.
Es evidente que no se trata de un fenómeno aislado, sino de uno que requiere ser abordado por una estrategia multidisciplinaria de corte nacional, en la que participen no solo la Fuerza Pública, Fiscalía y los jueces, sino gobernaciones, alcaldías, el sistema penitenciario y entidades como Migración Colombia.
De igual manera, se hace imperativo que Colombia tenga rol clave en las estrategias que han venido planteando distintos gobiernos latinoamericanos y centroamericanos con el fin de desplegar una estrategia continental para frenar el avance esta banda delincuencial de origen venezolano, que se caracteriza no solo por sus altos niveles de violencia y barbarie, sino por plantearle pulsos a las autoridades locales e incluso nacionales en distintos países.
De acuerdo a los expertos que fueron consultados por este Diario, muchos de los casos de sicariato y ‘ajuste de cuentas’ que se han presentado en distintas ciudades y grandes municipios del país tienen que ver con disputas internas entre criminales por el ‘dominio territorial’.
En ese orden de ideas, bien podría Colombia liderar que desde instancias como Ameripol se adopten estrategias transnacionales para combatir al ‘Tren de Aragua’, tal y como ya lo han planteado algunos gobiernos e incluso la propia Casa Blanca.
La coordinación de los esfuerzos contra este tipo de organizaciones delincuenciales de alto espectro resulta más urgente si se tiene en cuenta que no solo derivan sus grandes ganancias ilícitas de negocios como el narcotráfico, extorsión, secuestro y otros delitos de alto impacto a nivel urbano y rural, sino que también tienen un protagonismo cada vez mayor en la migración ilegal de centenares de miles de personas año tras año por rutas como las del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá.