La  atención del mundo y de los medios hoy está concentrada en el desarrollo de lo que está ocurriendo en Ucrania, las tensiones en Venezuela, donde la respuesta del gobierno de Maduro a las protestas de los estudiantes y de quienes piden garantías y libertad es el ataque de las fuerzas policiales a los manifestantes y el encarcelamiento de líderes opositores. Además, se suma el caso del vuelo MH370 del avión de Malaysia Airlines, que partió el sábado 8 de marzo de Kuala Lumpur con destino Beijing, y continúa perdido. Para más incertidumbre, se comprobó  cambio de ruta, según afirmó el primer ministro de Malasia. En su búsqueda están inmersas las agencias de seguridad más importantes de diversos países del mundo, desde satélites, en un despliegue de tecnología sin precedentes.

Mientras el planeta está distraído en estos episodios, nadie parce acordarse de la situación que se vive en Libia. Allí la llamada ‘Primavera Árabe’ tuvo efecto con el derrocamiento del régimen de Muammar Gadafi, que a propósito el final de quien gobernó a ese país del norte de África, luego del derrocamiento del rey Idris I, fue cruento por cuanto resultó torturado y justiciado por la turba.

Ahora en esa nación la anarquía es el denominador común. Pasa que después de caído el autócrata que se mantuvo durante tantos años, sin mayores problemas, en estos momentos todo anda a la deriva. No es raro que en revueltas sin líderes visibles, sin orientación y sin un derrotero claro se desemboca en el caos. En Occidente suelen ignorar las tendencias en pueblos no precisamente afectos a la democracia. Más bien se habitúan a la voluntad de un individuo, de quien detenta el poder, quizá se aburrieron por tan largo tiempo de permanencia en el poder de un tirano. En el maremagno en que se debate Libia, no hay ley, se ejerce la justicia por particulares sin atribuciones ni respeto por nada. Están aplicando la ‘ley del Talión’ contra quienes consideran que estaban con Gadafi. Incluso a los habitantes de una ciudad, Tawerga,  ´pueblo les decretaron extrañamiento, los expulsaron en 2011. De este estado de cosas gravísimo hay indiferencia, y podría tener serias consecuencias si no actúan los líderes mundiales.

La única entldad internacional que alertó sobre lo que ocurre en Libia, Human Rights Watch (HRW), pide a la comunidad internacional a ofrecer ayuda para reforzar los sistemas judicial y de seguridad en Libia.          

Que  exigieran responsabilidades a todas aquellas personas que hayan podido cometer crímenes contra la humanidad. Para HRW es indudable que si no se toman acciones vendrá el ‘colapso de las instituciones de Gobierno’

HRW también instó a atender el problema de los desplazamientos forzados en el país norteafricano. Es importante un entendimiento entre las distintas fuerzas políticas de Libia para facilitar la transición en el país.

En la solución para Libia hay unanimidad y lo primero es la política: el entendimiento político entre las fuerzas libias. Si no hay entendimiento, nada será posible.