Aunque los mercados esperaban mejor comportamiento en julio, los bancos lograron utilidades entre enero y dicho periodo de este año por $3,5 billones, lo que representa $2,6 billones menos frente al mismo periodo de 2019 cuando alcanzaron $6,1 billones.
De acuerdo con la Superintendencia Financiera, al cierre de julio, los establecimientos de crédito alcanzaron resultados acumulados por $4,6 billones, cifra inferior en $3 billones (-40%) frente a 2019 y superior en $595.600 millones respecto al mes inmediatamente anterior.
Reporta la entidad que la industria aseguradora registró $1,2 billones de ganancias (-23,7% frente a 2019), las sociedades fiduciarias $399.800 millones (-1,6% frente a 2019) y las sociedades administradoras de fondos de pensiones $335.700 millones (-56% frente a 2019).
De otra parte, la Superfinanciera señala que en julio finalizó la primera fase de medidas de contención del riesgo de crédito, formalizada mediante la expedición de las circulares externas 007 y 014 de 2020.
El balance de esta etapa es positivo por cuanto se contuvo el deterioro de aquellos deudores que requerían de herramientas para gestionar sus pagos, no se comprometió la revelación de los riesgos del portafolio de los establecimientos de crédito y se propició un entorno para que la oferta de crédito continuara fluyendo.
Señala el informe que el crédito continúa siendo un pilar de la recuperación económica. En julio, el saldo total de la cartera bruta ascendió a $526,2 billones, con lo que el indicador de profundización alcanzó el 50,9% del PIB.
La cartera
En términos reales, el saldo de la cartera bruta continúa registrando variaciones anuales positivas, esta vez de 6,5%, tasa superior a la media de los últimos 5 años (4,19%).
A su vez, la cartera comercial registró un crecimiento de 8,1%6, impulsada por los desembolsos al segmento corporativo. Por su parte, el rubro de consumo y vivienda, aunque a un menor ritmo, continuaron aportando positivamente al total, luego de registrar variaciones reales anuales de 4,7% y 5,7%, respectivamente.
En contraste, la cartera de microcrédito se contrajo levemente, prolongando así la desaceleración observada desde principios de 2018. Al respecto, vale la pena destacar el efecto que han tenido las líneas de redescuento y garantías impulsadas por el Gobierno nacional sobre el crecimiento de la cartera a empresas.
Portafolio
En general, el repunte del portafolio comercial inició en marzo, es decir, previo a estos programas y al descontar el aporte de las líneas de garantía, la tasa de crecimiento real de esta modalidad habría sido 7,4% en lugar del 8.1% reportado. En contraste, el microcrédito de dicho efecto es significativo, dado que la contracción sería mayor de no haber sido por estas líneas (-4,3% frente a - 0,7%).
De otro lado, los desembolsos se han venido acelerando conforme se acentúa la recuperación económica, al alcanzar $24,6 billones en julio. Conforme se normaliza la percepción de riesgo sectorial y aumenta el apetito de financiación, también se ha venido produciendo un incremento en el monto y número de las solicitudes de crédito.
En julio se demandaron cerca de 1,2 millones de solicitudes por un monto de $58 billones, de este total un 79% fue aprobado. La tasa de aprobación en las empresas alcanza el 87% y para los hogares es cercana al 45%. En este último caso, es de esperar que conforme se recupere el empleo perdido entre marzo y abril, los niveles de aprobación retomen una dinámica ascendente.
El balance de la primera etapa de medidas es positivo. Los periodos de gracia, prórrogas o redefiniciones, que estuvieron habilitados hasta el 31 de julio, por cuenta de las disposiciones cubrieron un total de $225 billones de cartera distribuidos entre 11,7 millones de clientes, lo que representa un 42,9% del saldo total y 21,8% del PIB. Las modalidades destinadas a hogares, como vivienda y consumo, concentraron un 62% y 52,1% del total respectivamente; mientras que los portafolios orientados al sector productivo, es decir, comercial y microcrédito participaron con 32% y 47,7%, en cada caso.