La crisis climática está cobrando impulso mundial, pero será imposible actuar sin dos países, China y Estados Unidos, que juntos representan más de la mitad de las emisiones en el globo y cuyos gobiernos no se llevan bien.
En vísperas de la cumbre COP26 de Glasgow, los expertos creen que la cooperación entre Estados Unidos y China podría ser el catalizador de un acuerdo histórico sobre el cambio climático.
Pero también estiman que su gélida relación no necesariamente es un obstáculo insuperable, ya que la competencia entre ambos podría impulsar la lucha contra el calentamiento global.
Ambas naciones han intensificado sus esfuerzos para frenar las emisiones, aunque los analistas afirman que estas acciones han sido demasiado modestas si se quiere cumplir con el objetivo de la ONU de mantener el aumento de la temperatura del planeta en 1,5°C, para evitar los peores efectos del cambio climático.
"Si los gobiernos de China y Estados Unidos no son capaces de ponerse de acuerdo en nada sustancial, creo que de todos modos puede haber espacio para una acción seria, porque ambos países son capaces y están dispuestos a hacer mucho por su cuenta", dijo Mary Nichols, quien dirigió importantes iniciativas climáticas como presidenta de la Junta de Recursos del Aire de California.
"Pero eso no significa que esto sea irrelevante", dijo. "Sin un acuerdo explícito, otros países serían reacios a actuar".
Los retos
La administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha descrito a Pekín como el principal reto a largo plazo de su país y lo presiona en temas que van desde derechos humanos al intercambio comercial, pero busca un compromiso en materia de clima.
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"No es un misterio que China y Estados Unidos tienen muchas diferencias. Pero, en materia de clima, la cooperación es la única manera de liberarnos del actual pacto de suicidio colectivo que tenemos en el mundo", dijo John Kerry, el enviado de Estados Unidos para el clima, en un discurso reciente.
Kerry ha viajado dos veces a China a pesar del enfriamiento de las relaciones. Pero, en su última visita, el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, lanzó una advertencia.
"Es imposible que la cooperación climática entre China y Estados Unidos se eleve por encima del entorno general de las relaciones entre ambos países", dijo Wang.
Estas observaciones suscitaron la preocupación en Washington de que el enfoque Biden-Kerry pudiera resultar contraproducente y permita a China utilizar el clima como palanca.
Financiación
Pero el presidente chino, Xi Jinping, dio poco después un paso importante al decir en las Naciones Unidas que Pekín dejaría de financiar el carbón en su bombardeo de construcción de infraestructuras en el extranjero, aunque sigue invirtiendo en casa en esta forma de energía sucia pero políticamente sensible.
Alex Wang, codirector de la facultad del Instituto Emmett sobre Cambio Climático y Medio Ambiente de la Universidad de California en Los Ángeles, dijo que China y Estados Unidos podrían entablar una "carrera a la cima" para ver quién hace más por el planeta.
"Mejora la reputación mundial de China aparecer como un actor positivo en materia de clima", dijo Wang.
"Si los líderes de China sienten que se están quedando rezagados, creo que eso provocaría cierta presión para actuar más y tendrían una razón para desoír las voces de las industrias de los combustibles fósiles o del carbón en su país", dijo.
"Pero, sin la presión, entonces la balanza se inclina a favor de una acción más lenta".
Wang subrayó el contraste con el predecesor de Biden, Donald Trump, cuyo escepticismo climático supuso una escasa presión sobre Pekín para hacer frente al tema del carbón.