Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), sin duda alguna es un trabajador incansable, pues no cualquier empresario dirige por tanto tiempo un gremio tan importante para el país y consigue en el camino logros personales y profesionales tan significativos para Colombia. Está convencido de que para lograrlo se necesita un buen equipo de trabajo, en el que “el interés nacional debe primar sobre intereses sectoriales, regionales o individuales”.
“En la actividad gremial es muy difícil actuar de forma individual, es fundamental tener un equipo, conformado por grandes individualidades pero que actúen sincronizadamente como equipo”, así lo expresó Díaz a EL NUEVO SIGLO.
Este camino inició cuando decidió viajar a Bogotá, desde su ciudad natal, Ibagué, y empezar a estudiar Economía en la Universidad Nacional. Cuando terminó su carrera quería trabajar en el área de comercio exterior; sin embargo, la oportunidad de empleo se dio en Planeación Regional y Urbana, a través del Centro de Estudios Especiales que dependía de la Rectoría de la Universidad.
Allí tuvo la oportunidad de trabajar desarrollando el estudio financiero del Parque Simón Bolívar, un plan de ordenamiento urbano de Duitama y el estudio de transporte integrado para la Orinoquía; luego surgió la posibilidad de trabajar en comercio exterior, pues en la ANDI necesitaban un asistente para el vicepresidente de comercio exterior, Carlos Alberto Garay.
“Mi profesor en la Universidad, Luis Jorge Garay, me preguntó si me interesaba y me dijo que llevara una hoja de vida. Fui seleccionado y empecé a trabajar con Luis Alberto Garay y posteriormente con Hernán Puyo Falla, bajo la presidencia de Fabio Echeverri Correa, grandes maestros, que brillaron como dirigentes gremiales y de los cuales aprendí mucho. Estando allí, Fernando Barberi Gómez, quien había sido vicepresidente industrial de la ANDI y había sido nombrado presidente de Analdex, me invitó a que lo acompañara en la Asociación como vicepresidente técnico de Analdex, cargo que acepté y en el que estuve 10 años, para luego ser nombrado presidente, en junio de 1997".
Indudablemente en 25 años se afrontan diferentes retos, se viven diversas experiencias y también se pasan tragos amargos.
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Épocas duras
En este sentido, el dirigente gremial recordó que la época más dura ocurrió durante el gobierno del presidente César Gaviria, cuando se da el proceso de apertura comercial que estuvo acompañado de una fuerte revaluación del peso y que golpeó al sector transable internacionalmente.
Este proceso de apreciación de la moneda nacional se repitió en el gobierno del presidente Álvaro Uribe, con ocasión de la bonanza de precios de los bienes minero energéticos, que provocó una especie de “enfermedad holandesa” que golpeó de manera drástica a las exportaciones no tradicionales e impidió que se diera un proceso de diversificación de las exportaciones. La consecuencia de este fenómeno fue que la rentabilidad no estaba en el sector transable internacionalmente, diferente al minero energético, sino precisamente en el sector en bonanza y en los no transables internacionalmente, servicios financieros, telecomunicaciones, construcción.
Muchos logros
Para Javier Díaz, su mayor logro ha consistido en la consolidación de Analdex como gremio del comercio exterior colombiano, pues nació como la asociación de los exportadores, pero pronto se daría cuenta de que esta actividad es solo una cara de la moneda y que el comercio es de doble vía. Fue entonces cuando se dio cabida a los importadores y a las empresas de logística. Con este cambio, pasó a ser el gremio del comercio exterior. En esta travesía que pudo verse fácil, pero que en realidad no lo fue, algunos se opusieron y otros se retiraron de la Asociación. Hoy el dirigente cree firmemente que fue un acierto y un gran logro.
También participó en el diseño e instauración de la institucionalidad del comercio exterior colombiano, mediante la creación del Ministerio de Comercio Exterior, Bancóldex, Procolombia, Fiducoldex. De igual manera, en el proceso de admisibilidad al mercado de los EE.UU. de productos como uchuva, aguacate, cítricos, dulces y otros que se trabajan actualmente.
Los retos
Díaz Molina considera como prioridad lograr un buen empalme con el nuevo gobierno, particularmente porque en general cree que la coyuntura que vive el mundo trae oportunidades que se deben aprovechar como país.
La guerra comercial de Estados Unidos-China, la pandemia del coronavirus y la invasión rusa a Ucrania han significado el rompimiento de las cadenas globales de valor y el fortalecimiento de las cadenas regionales. “Debemos aprovechar las oportunidades que la crisis logística internacional ha abierto para países como Colombia y hacer del comercio exterior un propósito nacional para generar empleo, ingresos y bienestar para nuestra población. Ojalá el nuevo gobierno así lo entienda”.
La transformación de las exportaciones
Aunque se han logrado grandes avances en el sector, en la diversificación de las ventas al exterior, “la transformación no ha sido extraordinaria, porque el país sigue exportando muy poco. Si Colombia exportara un valor similar al promedio per cárpita de la región, deberíamos estar exportando algo más de US$100 mil millones y estamos en US$42 mil millones”.
“Realmente es que hacer comercio exterior en nuestro país es muy difícil, importar o exportar en Colombia es muy costoso y laberíntico. Es necesario desregular y facilitar el comercio exterior para lograr que exportar sea una actividad rentable. Hoy es más rentable vender en el mercado local que en el exterior”, afirmó Javier Díaz.